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El fallo de la Corte y la salud energética

24/08/2016 | ARGENTINA | Actualidad | 167 lecturas | 68 Votos



Nuestros gobiernos consideraron la energía y los servicios públicos como esenciales, tal como la Corte le recordó al Presidente de la Nación.




En la Argentina que heredamos con más del 50% de la población bajo la línea de pobreza y más del 25% de desempleo, provincias no solamente postergadas sino literalmente excluidas del país, hambre, miseria y atraso por doquier, nuestra política energética se fundamentó en una férrea protección de la ciudadanía y en una igualmente férrea promoción de la recomposición del entramado productivo, industrial, científico y tecnológico nacionales. 

La energía debe seguir siendo barata, abundante y volcada al consumo doméstico sobre la base de metas de crecimiento económico con el pueblo y las 23 provincias adentro. Y cuando nosotros hablamos de crecimiento del PBI, no nos referimos exclusivamente a una evolución en puntos porcentuales, sino que incluimos también más autosuficiencia y mayor diversificación (desprimarización). 

Para lograr este objetivo, el Estado tiene que cumplir un rol fundamental en el sector energético, sector que si su producto (la energía) es barata y abundante, entonces deviene en madre de industrias, de mercado interno, de infraestructura, de cohesión productiva e industrial regional, de progresiva calidad de vida para su pueblo. Dicho rol fundamental únicamente se puede ejercer a través de una presencia gestora, rectora, reguladora y empresaria del Estado, subsidiando al sector y poniendo límite al mercadismo que, como desde el 10 de diciembre a esta parte, se piensa que la energía y la dignidad del pueblo es una mercancía más. 

La médula de estos conceptos figura en el análisis que el Observatorio OETEC hizo del fallo de la Corte en relación con el tarifazo del gas. Por ejemplo, cuando la Corte afirma en relación con nuestra gestión que "el abastecimiento de gas a los usuarios de todo el país se sostuvo mediante una política de subsidios al consumo y a la oferta", me sumo a la pregunta que el OETEC formulara al macrismo y le pregunto también: ¿no era que nos quedábamos sin gas? Entre 2003 y 2015, la demanda total creció un 41,6%, la correspondiente a la generación eléctrica un 70,5%, en el GNC un 12,9%, en la industria un 18,2%, residencial 49,1% y comercial 30,6%. Y en 2015, el año de la supuesta debacle terminal, la demanda de gas por redes en el mercado interno se incrementó 1,9% interanualmente, pero con menos importaciones y más producción doméstica. 

Y otra cosa que bien hace el OETEC en recordar y que transcribo textual: "Afirmar que el abastecimiento se sostuvo cuando se verificó un incremento permanente y progresivo de la demanda desde 2003 es ratificar que el mercado interno fue satisfecho siempre, sea a través de la producción local como de las importaciones. ¿Cómo se logró priorizar el consumo argentino por sobre el consumo extranjero? La participación del Estado en el sector pasó del 5% en 2003 al 45% 2015, mientras que la participación extranjera cayó del 80% al 23%". Esta decisión que la Corte refleja en su fallo, tuvo un punto de partida: la decisión de convertir en política de Estado este concepto esgrimido por Néstor Kirchner ni bien asumido: "El gas argentino primero para los argentinos". Y ese punto de partida tuvo su marco ejecutivo: el Plan Energético Nacional. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner profundizó dicho Plan, que a partir de abril de 2012 logró recuperar nuestra petrolera de bandera y recomponer las inversiones y la producción de gas y petróleo. 

Hay un índice que mide el nivel de seguridad energética de una Nación. Ese índice lo elabora el Consejo Mundial de la Energía (CME), que es una institución especializada acreditada ante la ONU. Dice el CME de nuestro país que "mejoró su posición en el índice de 2015 en 13 posiciones". ¿Mejoramos? ¿Pero no era que nos quedábamos sin energía? ¿La Emergencia Energética entonces es verso? Veamos cómo explica el CME su veredicto: "El cambio entre ser exportadores de energía a importadores tuvo un impacto positivo en la seguridad energética del país desde que la dependencia en las importaciones es comparativamente baja". Y esto es clave, porque el problema es que dejamos de exportar y que perdimos el autoabastecimiento. La organización especializada en energía de Naciones Unidas nos dice que exportar no es bueno mientras no seamos una potencia hidrocarburífera; también que importar no es un factor negativo per se si sus volúmenes no son excesivos y si el mercado logra estar abastecido como la ciudadanía satisfecha en sus requerimientos energéticos, tal y como la Corte reconoce. 

Los fundamentos del fallo de la Corte que anuló el tarifazo para residenciales demuestran que tan mal no hicimos las cosas durante el período 2003-2015. Demuestran, en verdad, que nuestras políticas energéticas y los mecanismos que empleamos fueron exitosos y eficientes porque sirvieron al interés de la ciudadanía y a la seguridad energética nacional. Y porque subsidiamos para que los precios de la energía estén siempre en función de metas sociales, productivas, industriales y económicas de desarrollo. En palabras de la Corte y específicamente en materia gasífera: "El abastecimiento de gas a los usuarios de todo el país se sostuvo mediante una política de subsidios al consumo y a la oferta". ¿No debería ser justamente el objetivo de todo sistema energético el de abastecer a su pueblo? 

La salud energética de una Nación es la salud energética de su pueblo, no la de su balanza comercial. Y agrego: tampoco es la salud de los exportadores inescrupulosos que nos dejaron sin gas y que montaron todo este tarifazo para volver a la misma estafa; y mucho menos es la salud de las empresas privadas que operan en el sector y que manejan escandalosamente y a discreción el Ministerio de Energía de la Nación. 

Así que, señor Aranguren, tome nota, porque el pueblo le demostró que no es un numerito en una planilla Excel y la Corte, que la energía no es una mercancía. Como dice la Corte: "Aportar antes de la audiencia pública información adecuada, veraz, e imparcial para que todos los actores puedan expresarse fundadamente y ser oídos".

Fuente: Ambito Financiero

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