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La renegociación del contrato de abastecimiento de gas con Bolivia

21/12/2020 | ARGENTINA | Notas Destacadas | 1175 lecturas | 139 Votos



Texto de Jorge Lapeña




Argentina se apresta a renegociar el Contrato de Abastecimiento de Gas con Bolivia, pero está corta de tiempo y de ideas. A fin de mes vence la adenda 4 firmada en febrero de 2019. Las pocas declaraciones de los funcionarios de la secretaría de Energía son confusas y trasuntan la idea de reducir volúmenes de compra. Los actuales funcionarios han declarado que Bolivia ya no tiene gas para cumplir el contrato. Sin embargo, los datos oficiales bolivianos desmienten a los funcionarios argentinos: Bolivia posee una reserva comprobada declarada de 10 TCF, y el contrato con Brasil ha finalizado. 

No hay excusas para no cumplir el contrato hasta su vencimiento en 2026. La larga relación gasífera de Argentina con Bolivia se compone de dos períodos: el primero desde 1968 hasta los inicios de este siglo; y el segundo desde 2006 hasta el presente. Son tiempos energéticos distintos: el primero de crecimiento y expansión virtuosa, y el segundo de profunda decadencia. El primer contrato muy positivo para ambas naciones: las cantidades contractuales fueron cumplidas, y los precios fueron racionales y mutuamente convenientes. 

En 2006 en cambio se firmó, en condiciones energéticas muy precarias para Argentina, un nuevo contrato que tuvo un volumen mucho mayor que el primero pero que nunca fue cumplido, y un sistema de precios errático, distorsionado y no conveniente para nuestro país. El contrato ha tenido múltiples adendas que lo han desnaturalizado (cantidades incumplidas y precios exorbitantes).

Primera etapa: Argentina-Bolivia una relación gasífera fructífera y complementaria.

En 1968 la empresa boliviana YPFB y Gas del Estado firmaron el primer contrato cuyo suministro comenzó en 1972. Fue necesario construir el gasoducto Santa Cruz-Yacuiba que se vinculó a nuestro Gasoducto del Norte. El contrato tuvo una duración de 20 años y el volumen de gas suministrado por Bolivia fue inicialmente de 4 millones de m3/d. Sucesivas ampliaciones y extensiones de plazos en el contrato original llevaría su volumen anual hasta 6 Millones de m3/d. 

Los precios del gas en frontera fueron convenientes para Argentina ubicándose en torno al 1.00 US$/MMBTU; pero sobre todo fueron compatibles con los precios del mercado interno argentino, y son similares a los que hoy rigen en el mercado interno boliviano. Se trató de una cooperación virtuosa entre ambas naciones y ampliamente conveniente para las mismas. Segunda etapa: ineficiencia técnica y distorsión de precios y cantidades dudosas. Para Argentina las cosas en materia energética sufrieron un cambio importantísimo. 

En los primeros años del siglo XXI Argentina llegó a la conclusión que sus inventarios de reservas basados solo en el yacimiento gigante de Loma de La Lata, descubiertas por YPF en la década del 70 y puestas en producción en los 80, no permitían sostener el consumo creciente de gas nacional y el autoabastecimiento energético. En 2006 el gobierno argentino se encuentra ante un panorama desolador no previsto: las reservas de gas comenzaron a declinar en forma extraordinaria. El país sin plan energético desde los 90 reaccionó con el corte de las exportaciones de gas a Chile, Uruguay y Brasil y rápidamente implementó un sistema de importaciones de gas natural de gran escala no previsto hasta el momento. 

El sistema importador se articuló sobre la base de un contrato de importación de gas con Bolivia de mayor escala que la del período 1972- 2000 y de la importación de GNL mediante barcos que simultáneamente cumplían la función de puerto de recepción, almacenamiento y regasificación ubicados en Escobar y Bahía Blanca. Entre ambos sistemas el abastecimiento de gas importado llegó a cubrir el 25 % de nuestro mercado interno con una erogación de divisas de una magnitud nunca vista. El contrato con Bolivia firmado en 2006 tiene una duración de 20 años, vence en 2026 previó una compra de 27,7 millones de m3/d a partir de 2010 con el fin de cubrir el faltante de gas sin el cual Argentina debería haber recurrido a la importación masiva de gasoil, fuel oil y GNL de mucho mayor costo. (...)

Fuente: Diario Río Negro

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