Sin embargo, esta moda podría cambiar. Según anunciaron esta semana directivos de YPF, la compañía comenzó a perforar varios pozos horizontales para evaluar su desempeño y contrastarlo con los ya existentes. El vicepresidente ejecutivo de upstream Jesús Grande explicó que en Loma Campana, por caso, se ensayó con una estructura de este tipo que contuvo 20 fracturas, una cantidad probablemente excesiva pero necesaria para analizar el comportamiento del reservorio.

La compañía estatal no sólo testea el desempeño geológico y sus capacidades técnicas. También apunta a desandar si al final de la cuenta termina siendo más rentable hacer un pozo horizontal que uno vertical. Las diferencias están en los tiempos de perforación y por lo tanto los costos: los primeros son mucho más caros que los segundos. Sin embargo, atravesar la formación con un corte apaisado permite abarcar una mayor superficie de roca madre y por lo tanto generar reservorios más grandes. En otras palabras, producir más hidrocarburos con un solo pozo.

Según los cálculos de la compañía para el proyecto de Loma Campana, la producción acumulada de una perforación horizontal de 1.000 metros a lo largo de sus 35 años de vida puede alcanzar los 600.000 barriles, casi el doble que una vertical. El pozo tipo que espera YPF tiene un caudal inicial de petróleo promedio el primer mes de 32 metros cúbicos día. A partir del segundo mes la producción declina, alcanzando a los 30 años un caudal de 3,2 metros cúbicos día.

El proyecto de Loma Campana contempla casi medio centenar de este tipo de avanzadas sobre Vaca Muerta, que comenzarán a verse con fuerza recién este año. Por eso se trata recién de los primeros pasos en esta materia y todavía no pueden aventurarse resultados. En tanto, en el piloto de shale gas que encaró YPF junto con la petroquímica Dow en el área El Orejano también se perforaron pozos horizontales, en este caso dos, con un promedio de 17 fracturas.

EL MODELO DE CONCESIÓN IDEAL

"Es temprano para opinar del tema", respondió lacónico Jesús Grande ante la consulta de este medio sobre qué modelo de concesión le resulta más cómodo a YPF a la luz de las cuantiosas inversiones que deberá hacer en los próximos años para el desarrollo de Vaca Muerta. El tema toma relevancia si se considera que la Provincia está elaborando un proyecto de ley para regular esa materia y, aunque no se diga públicamente, hay preocupación en el sector empresario por el alcance de la norma.

"¿La idea de YPF es que se repita el esquema de 35 años de concesión que se aprobó para el proyecto de Loma Campana?", insistió "Río Negro Energía". La respuesta fue que los proyectos shale necesitan de ese plazo. Según el flamante gerente de no convencionales Pablo Bizzotto, esto no obedece a cuestiones políticas, sino técnicas: para ser rentable, cualquier desarrollo no convencional requiere al menos 35 años.

El plazo no es lo único que está en juego. La Provincia también fomentará la creación de clústers, unidades de negocio más chicas que los yacimientos, y que obligarán a las compañías a sentarse a negociar cada vez que quieran arrancar un piloto en Vaca Muerta. Otro punto que genera discordia son los beneficios que obtendrá la estatal provincial GyP, que se quedará con todas las áreas convencionales una vez que venzan los contratos de concesión.