Un vistazo panorámico a la actividad de Loma Campana Oeste devolverá a las retinas decenas de estructuras verticales que parten desde el suelo, cruzan la lÃnea del horizonte y terminan en el cielo azul de la Patagonia.
Este paraje desierto, hostil para la actividad del hombre, es por estas horas la zona industrial más activa del paÃs: 17 equipos de perforación, decenas de grúas, varios equipos de fractura y cientos de trabajadores pueblan su geografÃa en lo que YPF denomina "sweet spot", literalmente "punto dulce". En la zona más productiva de Vaca Muerta, la perla de la formación y donde la compañÃa tiene depositada toda su expectativa para el corto plazo.
Se trata aproximadamente de un tercio del yacimiento, unos 120 kilómetros cuadrados, que se convirtió en una "zona caliente" y donde se realizarán unos 300 pozos. Es, para decirlo de otro modo, lo que todos los operadores shale buscan cuando ingresan a un área.
Dicho en números, cada pozo de esa porción de Loma Campana devolverá al final de su vida un 30% más de petróleo que las perforaciones promedio: de 221.000 barriles se pasó a una proyección de 293.000. Y, lo más importante, lo hará de una forma mucho más acelerada en sus primeros años de vida. Esto permite recuperar la inversión mucho más rápido, sobre todo en términos de caja, un Ãtem fundamental para una industria tan capital intensiva como la petrolera.
El petróleo que generó aquà Vaca Muerta es de un color amarillo pálido, casi blanco, lo que revela su bajo peso y por consiguiente su mejor condición para fluir una vez abierta la roca mediante la fractura hidráulica.
Pero además viene con un agregado. Fuentes de la empresa aseguran que es alto GOR, acrónimo de gas oil rate (proporción de gas sobre petróleo). Es que a medida que se avanza hacia el oeste, se llega a la ventana de gas de la formación. Y cada metro cúbico del fluido que se recupere es más dinero que se le saca al pozo.
¿Cuáles son los aspectos que convierten a una región en un sweet spot? Los técnicos de YPF analizan dos variables. Por un lado, aquellas que provee la naturaleza. Mientras más porosa, permeable y de alto contenido orgánico sea la roca, mejores resultados ofrecerá. También se evalúa su presión (en Vaca Muerta es muy alta), la mineralogÃa y la saturación de agua.
Finalmente, existe un indicador que en general termina por definir a los geólogos: la presencia de fracturas naturales en la roca madre, que promueven una mayor conductividad. El problema es que no se aprecian vÃa sÃsmica 3D, sino que hay que perforar y hacer un perfilaje para encontrarlas.
Cuando la naturaleza aporta lo suyo, queda evaluar las variables humanas. Y aquà se empieza a evaluar la calidad de la completación de un pozo, es decir qué capacidad de fracturar se tiene y cuánto puede crecer esa fractura.
Siguiendo estos parámetros, YPF cree que en Loma Campana hay dos sweet spot, otro que podrÃa serlo en el corto plazo y un cuarto que es promisorio, pero que aún no están las condiciones económicas dadas para poner la mira allÃ.
QUINTUCO, EL ENEMIGO
Si el sweet spot de YPF encuentra la mejor versión de Vaca Muerta, no puede decirse lo mismo de Quintuco, la formación que la precede y que suele traer dolores de cabeza para los perforadores. La enorme presión de esta porción de roca y sus fisuras naturales compiten contra el pozo y amenazan con complicar toda la operación.
A tal punto es asà que a veces hay que dejarla en producción por unos dÃas para luego sà poder llegar y fracturar Vaca Muerta. Quintuco es el enemigo del mundo shale. Sobre todo porque suele engañar a los desprevenidos: una vez punzada puede devolver cantidades increÃbles de hidrocarburos. Pero la ilusión durará unos pocos dÃas, para luego desinflarse.
Lo cierto es que YPF planea hacer 300 pozos en Loma Campana Oeste. La mayorÃa de ellos son verticales, aunque realizará alguno horizontal. Es que esta última especie entusiasma a los hombres de Miguel Galuccio, que ven cómo se incrementa la productividad. "Todo a su tiempo", responde uno de los técnicos el campo. No se puede cambiar el negocio a mitad de camino.
Pero al mismo tiempo destaca que se están reduciendo los tiempos de perforación, lo que implica achicar costos, que aquà no se miden en metálico sino en horas. Los pozos tipos cuestan por estas horas 7,3 millones de dólares, un costo mejor del esperado para esta etapa del proyecto, fruto de la incorporación de tecnologÃa de punta pero también del aprendizaje de los técnicos de la empresa.
"Nunca vi tanta actividad en tan poco espacio", asegura uno de los especialistas en perforación de YPF que pasó por varios paÃses y decenas de proyectos. Es una señal del tenor de la actividad en Loma Campana, que ya dejó de ser puro futuro para pasar a ser presente.
Fuente: Diario RÃo Negro
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