Los peligros para la población que el Polo Petroquímico Ensenada-La Plata (la destilería de YPF) genera fueron dados a conocer en numerosas ocasiones por diario Hoy, tanto por su peligrosidad en materia de infraestructura, como por su precaria política ambiental. Sin ir más lejos, en la edición de ayer, se informó sobre la gravedad de esta carencia de controles y el peligro que acarrea para los ciudadanos.

En este sentido, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), uno de los entes encargados de analizar las emisiones tóxicas de la Planta, confirmó en un reciente estudio que los suelos aledaños a la central están contaminados con elementos “carcinogénicos”, es decir, que pueden aumentar el riesgo de contraer cáncer.

Ahora, los autores del informe se encuentran desarrollando un estudio para intentar combatir estas sustancias nocivas en el suelo a través de microorganismos vivos, que en el futuro también serán entregados a los vecinos para que depositen en sus propios jardines.

“POLICÍCLICOS AROMÁTICOS”

El trabajo realizado por el Centro Regional de Estudios Genómicos (CREG) de la Facultad de Ciencias Exactas partió de informes previos, que dieron cuenta de la contaminación existente y el riesgo que implica estar ubicada en una zona inundable, altamente poblada y a sólo 10 km de un sector urbanizado.

Los investigadores advirtieron que toda el área que se encuentra bajo la influencia del Polo sufre contaminación con hidrocarburos, entre ellos los policíclicos aromáticos (se encuentran en el carbón, petróleo y alquitrán, y sus elementos principales son el benceno y el tolueno) de propiedades “mutagénicas” y “carcinogénicas”, los cuales suponen un grave peligro para la salud.

“El objetivo es aislar consorcios de microorganismos capaces de degradar  hidrocarburos contaminantes: una vez obtenidos, serán entregados a los  vecinos de las zonas afectadas para que lo utilicen en sus jardines. De esta forma se iniciará un proceso de descontaminación de los suelos afectados”, señaló Christina Mc Carthy, directora del proyecto. El estudio actualmente se encuentra en fase de laboratorio, y cuenta también con el aporte de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

El método a utilizar se llama “biorremediación”, una tecnología que a través de organismos vivos (plantas, algas, hongos y bacterias) logra degradar o transformar los agentes contaminantes para retirarlos, inactivarlos o atenuar el efecto que producen en el suelo, agua o aire.

EL PROBLEMA DE RAÍZ 

Más allá de las acciones que se tomen “a posteriori” para combatir el daño ambiental que genera la Petroquímica, no hay una solución a la vista si no se cumple con el fallo judicial que el año pasado obligó a la refinería a iniciar obras para disminuir las emisiones contaminantes.

En este sentido, Carlos Guanciarrosa, máximo referente de la Mesa Coordinadora de extrabajadores de YPF, afirmó a Hoy que el problema principal radica en la enorme falta de inversión en seguridad ambiental y la escasez de controles estrictos de emisiones tóxicas. “Por ejemplo, cuando se desestabiliza la planta, todos los gases -tolueno y benceno incluidos- van a lo que llamamos la antorcha, que emite todo tipo de contaminantes. Si sopla un viento del Este, los gases se depositan en Ensenada y La Plata”, señaló Guanciarrosa.

A esto se suman el incierto estado de la infraestructura, evidenciado también por los fuertes sonidos que alarman a los lugareños. “Estamos preocupados, sobre todo teniendo en cuenta lo que pasó recientemente con el gasoducto de Córdoba. La refinería es antigua, y no tenemos certezas de si se hacen las verificaciones apropiadas”, señaló Horacio de Beláustegui, referente de la ONG ambientalista Biósfera.

Además, contó que “los vecinos nos llaman para alertarnos sobre olor a benceno y olor a podrido”. Por estos motivos, desde Biósfera pedirán una audiencia con las autoridades para “manifestar estas inquietudes e informarnos del estado de situación”.