En este espacio hemos destacado en más de una oportunidad, la importancia que ha tomado la minerÃa santacruceña en el contexto nacional, al haberse transformado en la provincia con más proyectos mineros activos, posición que se mantendrá y afianzará en el tiempo. El principal motor de ese posicionamiento ha sido sin lugar a dudas lo que se ha definido como alta prospectividad –es decir, la gran cantidad de yacimientos factibles de transformarse en productivos– del Macizo del Deseado. Este distrito de unos 75.000 kilómetros cuadrados, que ocupa un 30% del territorio provincial, continúa emergiendo como un distrito de oro y plata de clase mundial, con nuevos proyectos en desarrollo, descubrimientos y con una actividad de exploración muy activa, aún en estos momentos de amesetamiento.
En su totalidad, este distrito geológico se encuentra dentro de la zona de “interés especial mineroâ€, establecido por ley de la Legislatura santacruceña, sector delimitado por el rÃo Santa Cruz al sur, la traza histórica de la ruta 40 al oeste, la provincia de Chubut al norte y el Mar Argentino al este.
MINEROS EN LA PUERTA
En la última década del siglo XX, numerosas empresas de primera lÃnea, desembarcaron al norte del rÃo Santa Cruz, para realizar tareas de exploración. La búsqueda estaba basada en la información proveniente del programa exploratorio conocido como Plan Patagonia Comahue, desarrollado por el área de MinerÃa de Nación y descubridor, entre otros yacimientos menores, del prospecto de oro de Cerro Vanguardia.
Es asà que, más o menos por los mismos años, recorrieron distintos sectores del territorio santacruceño las mineras XstrataCorp, Barrick Gold, Yamana Gold y la misma AngloGold –ya instalada en Cerro Vanguardia–, entre otras, buscando yacimientos de oro y plata factibles de ser explotados.
Los resultados iniciales no entusiasmaron a esas compañÃas de gran porte, y las distintas propiedades fueron vendidas a empresas como Patagonia Gold, AndeanResources, Minera Andes y Exeter, entre otras. Paralelamente, la estatal santacruceña Fomicruz, realizó exploraciones superficiales, con cateos sobre las áreas que mostraban un perfil digno de iniciar programas de perforación más ambiciosos.
Pero sucedió que estas pequeñas y medianas compañÃas, apoyadas en los avances tecnológicos, encontraron que los pequeños prospectos escondÃan, en la mayorÃa de los casos, riquezas minerales mucho más grandes que las inicialmente estimadas, lo que llevó a multiplicar la presencia de exploradoras en la región y, al mismo tiempo, que muchas de las grandes volvieran a mirar a Santa Cruz con otras expectativas.
Hoy la provincia cuenta con varios proyectos en plena producción –San José/Huevos Verdes, Cerro Vanguardia, Manantial Espejo, Lomada de Leiva y Cerro Negro– y otros que se encuentran en pleno desarrollo y se sumarán, de no mediar inconvenientes, en el año próximo o el siguiente, como Cap Oeste, Don Nicolás y Cerro Moro.
CUENTAS PENDIENTES
Sin dudas un número importante de emprendimientos metalmineros, que sin embargo no ha tenido la capacidad para posicionar a la provincia como un puntal del desarrollo de la industria en el paÃs y la región. El motivo es bien sencillo: fronteras adentro, no hemos sido capaces de sumar protagonistas locales al importante movimiento económico que genera la minerÃa, y mucho menos lograr que esos santacruceños sean convocados desde otras regiones.
Esto se nota fundamentalmente en el sector de los proveedores locales, ya que en lo que hace a los trabajadores, la participación de la mano de obra asentada en Santa Cruz es cada vez mayor, alcanzando niveles desde el 50 hasta el 92%, de acuerdo al yacimiento de que se trate.
Aun cuando el trabajo encarado por la cámara que nuclea a los emprendedores santacruceños, Capromisa, viene sentando las bases para un posible despegue que permita incrementar dramáticamente los niveles de participación, que actualmente apenas superan el 10%, lograr una mayor presencia local depende de un compromiso más amplio y abarcativo, que incluya a todos los sectores involucrados.
Para lograrlo, se necesitan decisiones polÃticas y compromisos empresariales, tanto de las propias compañÃas mineras como de las autoridades provinciales y comunales. Y esas decisiones conllevan un cambio de paradigma, que deje de mirar las inversiones extraterritoriales como único dato a tener en cuenta, para comenzar a considerarlas una herramienta que, bien utilizada, contribuya a un verdadero y continuo desarrollo de nuestras potencialidades.
La historia ha demostrado a lo largo y ancho del mundo, que la explotación de los recursos naturales ha sido siempre un importante motor de crecimiento, pero que solamente el capital humano y tecnológico formado a la sombra de esa explotación, es lo que ha permitido un verdadero desarrollo humano y una positiva distribución de la riqueza. Durante mucho tiempo, la dirigencia santacruceña ha mirado a los recursos provinciales como una fuente de ingreso de divisas pero no ha sabido cómo transformarla en desarrollo.
Hoy, el verdadero desafÃo consiste en lograr que cada gramo de mineral repercuta positivamente en el desarrollo de las comunidades, para aprovechar al máximo una actividad que en la última década pasó de representar el 0,3 % del PBI a casi el 5%. Algo en lo que Capromisa ha demostrado estar comprometida, pero que necesita de los otros eslabones para que se transforme en una realidad palpable.
Fuente: La Prensa Austral
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