Al respecto, dice que está habiendo un aumento de producción de naftas y, sobre todo, gasoil en nuestro país, pero que la materia prima con la que se trabaja muchas veces es importada porque “la producción de crudo en Argentina está disminuyendo; las refinerías se van adaptando al aumento de elaboración que van teniendo pero también deben importar, eso ocurre a nivel mundial”, afirma el experto.

En cuanto a la fuerte caída en el precio del petróleo en todo el mundo, Bronstein asegura que “no afecta la rentabilidad de los complejos industriales”. Alega que en todo caso la baja debió impactar en el precio del combustible y, sin embargo, eso no está sucediendo porque la cotización del barril que maneja el gobierno en el territorio nacional no está ajustado al valor internacional.

“Antes de la baja del precio del crudo –explica el entrevistado-, el gobierno estaba pagando entre 80 y 82 dólares aunque costara 100. En este caso sucede lo mismo, paga 72 dólares independientemente que en las bolsas cotice poco más de 50 dólares, por lo que la baja no es tan significativa como ocurrió a nivel global”.

Con respecto a la influencia de la pérdida del valor nominal de la moneda en los costos de una refinería, Bronstein analiza que en un principio la devaluación “mejora un poco la competitividad con relación a los costos”, teniendo en cuenta valores como los de empleo, sin embargo aclara que en el caso de los insumos importados no ocurre lo mismo porque están dolarizados.