El sector energético argentino es afÃn a las paradojas. Ayer se le sumó una nueva. Aunque el Gobierno sostiene que los precios de los combustibles a partir de este año se regirán sobre la base de una lógica de mercado -algo completamente ausente en el kirchnerismo, que mostró fuertes niveles de intervención a través de Guillermo Moreno-, las petroleras comenzaron a aplicar aumentos sin anunciarlos, una práctica muy habitual en la anterior gestión de gobierno.
Según las empresas, este juego de las escondidas petrolero está más a tono con las nuevas condiciones del mercado. Dicen que mantener el perfil más bajo en materia de precios también ayudará a nublar la mirada de sus competidores sobre el negocio propio.
El viernes pasado, la petrolera Oil, que pertenecÃa a Cristóbal López y quedará bajo la propiedad de OP Investments cuando la Justicia lo autorice, aumentó 6% sus precios. Pero atiende una porción menor del mercado, cercana al 5%. Ayer fue el turno de una de las grandes jugadoras del mercado. Desde la madrugada, Shell, dueña de aproximadamente un 15% de market share, incrementó sus combustibles en la misma proporción. AsÃ, el litro de nafta súper en la Capital Federal pasó de $22,94 a $24,32, mientras que la premium fue de $26,81 a $28,42.
El gasoil, en tanto, pasó de $20,25 a $21,47, y en su versión premium fue de $23,79 a $25,19.
Sin bien estos valores son los de referencia en la ciudad de Buenos Aires, el incremento promedio es para todo el paÃs. Los precios varÃan según las regiones.
En la práctica, las petroleras tienen argumentos para aumentar. Entre ellos, que el precio del petróleo, su principal materia prima, creció desde el último ajuste hasta ahora y al mismo tiempo se devaluó el peso. Este último punto es crucial. Las refinerÃas cobran su producto en dólares, pero pagan el crudo de acuerdo con la cotización oficial del dólar. De manera que la desvalorización de la moneda las obliga a juntar más billetes para hacer frente a la misma cantidad de materia prima.
Sin embargo, las tres lÃderes del mercado (YPF lleva la punta con holgura, seguida por Axion y la propia Shell) se esmeraron para no ser las primeras en dar la mala noticia.
La remarcación de la petrolera angloholandesa inauguró una nueva época en los ajustes de precios. Hasta ahora, YPF, bajo control del Estado, era la primera en mover las pizarras y el resto la seguÃa. Dos fuentes privadas del sector petrolero sin contacto entre sà explicaron ante la consulta de LA NACION que la compañÃa que preside Miguel Gutiérrez no querÃa volver a cargar con el costo polÃtico de liderar el aumento.
Otra fuente con llegada a la Casa Rosada explicó, además, que el ala polÃtica del Gobierno también rechazaba un nuevo aumento de los combustibles -el último habÃa sido en diciembre- semanas después de que el equipo económico anunció una relajación de las metas de inflación para los próximos años.
En el mercado descuentan, de todas maneras, que la empresa bajo control estatal aumentará los precios más temprano que tarde. Axion, con un porcentaje de mercado similar a Shell, meditaba la misma decisión.
La lógica del mercado petrolero local hace que los precios de las petroleras no puedan distanciarse demasiado unos de otros, debido a que la bandera con valores mucho más bajos se enfrentarÃa a un quiebre de stock y las más caras sufrirÃan una baja notable en las ventas.
Con el aumento de ayer, por ejemplo, la súper de Shell, por litro, cuesta más de un 7% más que la de YPF y la de Axion.
El último aumento de combustibles habÃa sido el 2 de diciembre pasado, cuando YPF retocó 6% en promedio los valores en las naftas y el gasoil en todo el paÃs. Luego la siguieron el resto de las petroleras.
El movimiento anterior en los surtidores se habÃa dado a principios de noviembre, cuando por una baja en los valores del bioetanol la petrolera bajo control estatal redujo 1,5% los precios de las naftas. Luego, por una decisión oficial, el biocombustible volvió a aumentar.
Fuente: La Nación
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