Durante todo 2008, la demanda energética en la Argentina fue cubierta en su mayor parte con generación térmica, aquella que producen las centrales que queman combustible fósil.
Así lo revela el estudio “Informe de Coyuntura del Sector Energético” realizado en base a datos de la Secretaría de Energía y recientemente publicado por el Instituto Argentino de la Energía “General Mosconi” (IAE).
El documento muestra que la dependencia de la matriz energética de la generación térmica ascendió del 58% en 2007 al 61% en 2008. Por su parte, el aporte de la generación hidráulica descendió de un 36% en 2007 a un 33% en 2008. Mientras, el aporte nuclear se mantuvo sin variables en un 6% de entre un año y otro.
Durante el año pasado se produjeron en promedio 66.839,98 gigawatts (Gw/h) de potencia térmica, un 10% más que en 2007.
Para producir esa energía las centrales se alimentaron, en su mayor parte, de fuel oil. El uso del combustible líquido pasó de menos de 2 millones de toneladas anuales en 2007 a casi 2,5 millones de toneladas en 2008.
El incremento del uso del fuel oil es el resultado del plan Energía Total, un programa impulsado por el Gobierno Nacional, que ofrece combustibles líquidos a precio subsidiado para aquellas centrales que lo utilicen para generar energía en reemplazo del gas natural. El plan busca garantizar el suministro residencial del fluido en períodos de mayor demanda, como el invierno, ante la imposibilidad de Bolivia de cumplir con los envíos estipulados en el contrato firmado en 2006.
Este fuel oil subsidiado es adquirido a través de un acuerdo entre las petroleras estatales Enarsa de la Argentina y Pdvsa de Venezuela. Tal convenio fue reforzado en la última visita oficial de la Presidente, Cristina Fernández de Kirchner, a ese país.
El derivado de petróleo comprado a Venezuela es motivo de polémica. Según versiones periodísticas y de especialistas, el fuel oil que compra la Argentina a través de Pdvsa no sería venezolano, ya que provendría de distintos puntos del mundo. La estatal bolivariana estaría actuando como intermediario. Esta triangulación pone en duda la calidad del combustible, su seguridad para el medio ambiente y el verdadero costo que implica este negocio para el Estado Argentino.
Según explica el economista y ex secretario de Energía Alieto Guadagni, "estas operaciones están originando un importante quebranto al país, ya que exportamos a valores FOB (Free On Board, precio de la mercancía a bordo de la nave o aeronave) y, al mismo tiempo, importamos a valores CIF (Cost Insuranse & Freight, el valor FOB mas el costo del seguro internacional y del flete internacional) que son naturalmente mayores. Es inexplicable que el mismo barco que descarga fuel oil comprado a Venezuela para las centrales eléctricas de la Ciudad de Buenos Aires, vuelva a cargar el mismo producto en La Plata. Este quebranto acumulado supera los US$ 200 millones y esto, suponiendo que no existen sobreprecios facturados por Pdvsa".
"Para tener una idea aproximada de la magnitud financiera de estas operaciones, que se vienen realizando directamente con Pdvsa desde 2004, digamos que las exportaciones de fuel oil alcanzaron en el año 2008, unos US$ 800 millones. A la luz de estos datos, la importación de fuel oil tiene muy difícil justificación y parece motivada sólo para maximizar transacciones financieras con la empresa estatal venezolana, que son opacas y sin licitación pública", agrega el informe.
Por otro lado, se encuentra la cuestión ambiental. Las regulaciones argentinas permiten un contenido de azufre de un 1,3%, mientras que el fuel oil venezolano contendría 1,5%.
Según explicó Guadagni en su informe “¿Hacia una Energía escasa, importada y Cara?”, "la combustión de insumos que contengan azufre genera dióxido de azufre, susceptible de transformarse en la atmósfera en ácido sulfúrico, que puede retornar bajo la forma de lluvia ácida. Este tipo de precipitación causa importantes daños ambientales y perjudica la salud humana, por eso, en el mundo, desde hace años se ponen topes a la cantidad de azufre que pueden contener los combustibles derivados de los hidrocarburos".
Cabe recordar que, una denuncia en julio de 2007 del Defensor del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, alertaba sobre que las emanaciones de las centrales termoeléctricas ubicadas en la Capital Federal producían lluvia ácida.
¿Cuál es la solución? Como explica el ex secretario de Energía, en la Argentina se produce suficiente fuel oil para abastecer el mercado interno. El estudio de IAE da cuenta que en 2008 se produjeron 4712,4 millones de m3 del derivado un 10% más que en 2007. "Simplemente Enarsa podría licitar la compra de fuel oil para la generación de electricidad, adjudicando la adquisición a quien entregue el producto al menor precio en el puerto de Buenos Aires. Con esta regla simple y clara se evaporarían como por arte de magia estas injustificadas compras a Venezuela".
Por el momento, la Argentina seguirá dependiendo del fuel oil que le vende Hugo Chávez. Sin embargo, ya hay tratativas para adquirir este derivado por otra vía. En su viaje a Rusia en diciembre último, la Presidente firmó varios acuerdos con la petrolera Lukoil, entre ellos, uno para la provisión de combustibles líquidos para alimentar las centrales térmicas.
Hasta que ese convenio se materialice, la matriz energética argentina seguirá dependiendo del fuel oil de Chávez, costoso, y por lo visto, dañino para la salud y el medio ambiente.
Fuente: Urgente 24
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