Al menos así lo entienden en el Ministerio de Planificación, a cargo de Julio de Vido, donde apuran los planes para instalar un proyecto de u$s 150 millones para importar gas desde mercados de ultramar. La intención es montar una planta o un buque regasificador con capacidad para inyectar al sistema de TGN (la transportadora que atiende a la zona norte y centro del país) 8 millones de metros cúbicos de gas por día, cerca de un 6% del consumo de la Argentina. Están avanzados los estudios sobre el lugar en el que se emplazará la iniciativa. Según pudo saber El Cronista de diversas fuentes vinculadas con las negociaciones, la localidad de Escobar, al norte de Buenos Aires, corre con ventaja. Sin embargo, aún falta definir algunos puntos del plan final, que podrían abrir el juego a otras localidades aledañas.
El proyecto permitiría que el gas llegué al país en forma líquida (LNG, según su denominación en inglés) desde naciones con recursos disponibles, como Trinidad & Tobago o algunos países de África, a través de barcos. Una vez frente a las costas argentinas, el gas se convierta a su estado natural y así se inyecte en los gasoductos. La iniciativa, similar al buque regasificador que funciona desde hace dos años en el puerto de Bahía Blanca, debería estar en marcha a más tardar para el invierno de 2011. YPF, controlada por la española Repsol y gerenciada por la familia Eskenazi, junto a la estatal Enarsa (el brazo ejecutor del Gobierno en materia energética) avanzan en los estudios de factibilidad.
Por el momento, la duda central tiene que ver la conveniencia de instalar una planta en tierra o un barco regasificador, un sistema muy parecido al que funciona al sur de la provincia de Buenos Aires. De acuerdo con los avances del proyecto, el buque que traiga el gas va a fondear a 300 kilómetros de San Clemente del Tuyú, hasta un punto en el Atlántico conocido como Puesto Charly. Eso se debe a que por su tamaño (280 metros de largo) no puede avanzar más por los ríos ni subir por el Paraná. Por eso, desde San Clemente se transbordará el cargamento a buques más chicos, de entre 240 y 250 metros de largo, explican quienes están diseñando el proyecto.
De hecho, parte de los u$s 150 millones se destinarán a construir un muelle y dragar el Paraná en la localidad finalmente elegida. Hay un argumento fundamental para que la planta o el barco se instalen en las cercanías de Buenos Aires. En Planificación consideran adecuado contar con un suministro adicional de gas próximo al Gran Buenos Aires y Capital Federal, los grandes centros de consumo del país, para atender los picos de demanda que ocurren durante el invierno, por las bajas temperaturas. Los hombres de De Vido también hicieron otra cuenta. Sucede que por la falta de gas local Cammesa, la compañía administradora del mercado eléctrico, debe comprar fueloil y gasoil, combustibles más caros, que subsidia el Estado.
Si bien el LNG es más oneroso que el gas natural "su precio es variable de acuerdo con la cotización internacional", puede resultar más conveniente que los líquidos. "La instalación de una planta regasificadora permitiría abastecer a las nuevas centrales en Campana y en Timbúes (en las afueras de Rosario) con combustible más barato", explicaron en un despacho público.
Fuente: El Cronista
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