
Los residuos que más se usan para tales fines son los del azúcar, el maÃz, el trigo y las semillas oleaginosas, pero de un tiempo para acá se ha observado que también pueden servir otros productos. La revista Biotechnology for Biofuels publicó un artÃculo sobre lo útil que pudieran ser los melones para fabricar bioetanol. Y no es que se pronuncie porque esta fruta se coseche para tal propósito, sino que se aprovechen los cientos de miles de toneladas que se tiran cada año por no reunir las especificaciones para su venta al público. Resulta que el 20% de los melones que se recogen en el mundo acaban en la basura, cuando su jugo pudiera ser fermentado para crear biocombustible.
Uno de los paÃses más decididos a aprovechar como combustible lo que su agricultura da es Irak. Aunque cuenta con las terceras reservas más grandes de petróleo, el gobierno invierte en transformar el dátil en etanol, lo que favorecerÃa al sector agrÃcola y por lo tanto a un número considerable de la población. Centros de investigación de varios paÃses están probando diversos productos como generadores de energÃa y, para ello, trabajan con virutas de madera, café, chocolate y hasta con restos de pavo, sobrantes de queso y de camarones grandes.
En Suecia, por ejemplo, ya son casi 90 los autobuses que transitan por su ciudad capital gracias al metanol que proviene de las plantas tratadoras de aguas residuales. Y por su parte, una empresa de canadiense desarrolló un sistema que permite transformar los pañales desechables usados en una mezcla de gas y combustible. En caso de llegar a ser viable este proyecto, aportarÃa un gran beneficio al medio ambiente, considerando que los pañales desechables tardan hasta 100 años en descomponerse.
Fuente: Desde la Red
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