
África es el segundo continente más grande del mundo, uno de los más ricos en recursos naturales y, al mismo tiempo, el más pobre. El país más rico de este continente pobre queda en el extremo sur y su nombre hace honor a su situación geográfica: Sudáfrica.
Esta joven democracia presenta matices tan diversos como su población. En algunos aspectos parece un país del primer mundo y en muchos otros se asemeja más a uno del tercero. Sudáfrica posiblemente sea la nación más desigual del planeta, pues entre la opulencia y la pobreza extrema hay una distancia física muy corta y un color distinto.
Los desafíos que este país tiene por delante son tan amplios como los yacimientos de carbón presentes en su territorio. Este mineral sólido es la principal fuente de generación de energía, la más barata que existe y la más sucia. El carbón es un recurso no renovable por lo que su existencia tiene fecha límite. Depender casi exclusivamente, como es el caso de este país, de una fuente de energía con fecha de vencimiento es igual a tener un serio problema en el suministro futuro de energía. Sudáfrica es consciente de este problema y se ha propuesto reducir la dependencia del carbón utilizando otros recursos, en lo posible, renovables. Sudáfrica es la principal economía del continente africano, la número 26 a nivel global y uno de los mercados emergentes más complejos y prometedores del mundo. Ha crecido entre los años 2000 y 2007 a una tasa promedio del 4,2% anual. En el año 2008 el crecimiento del PBI real se desaceleró provocando una contracción al año siguiente de casi el 1,8%. Para el año 2010 se espera una vuelta a la senda de crecimiento y se estima un repunte del 2,6%.
Para el 2011 los pronósticos son más alentadores y estiman un crecimiento superior a los tres puntos y medio. Uno de los mayores problemas de Sudáfrica es la desigualdad social. Según estimaciones, el 50% de la población vive bajo la línea de pobreza y el 15% en pobreza extrema. Los niveles de renta más importantes los disfruta la población blanca aunque, desde la apertura democrática en 1994, se ha incorporado a la clase alta una elite de población de color y se puede ver también un movimiento social ascendente de la población de color también hacia los sectores de renta media. Este progreso social de sectores antes desfavorecidos se hizo posible, en parte, gracias a políticas de transferencia de riqueza como el Black Economic Empowerment (BEE) que viene a concederles a los ciudadanos de color, en el plano económico, una serie de privilegios frente a los blancos.
EL SECTOR ENERGÉTICO
Eskom es la compañía nacional de energía que monopoliza la generación, la transmisión y la distribución de electricidad en Sudáfrica. Esta empresa, cuyo accionista mayoritario es el Estado, produce el 95% de la electricidad consumida en el país. El porcentaje restante es brindado por algunos generadores privados y por los gobiernos municipales. Genera además el 50% de la electricidad del continente africano y es la séptima compañía más grande del mundo en términos de generación eléctrica. La infraestructura energética sudafricana ha emergido como uno de los tres factores críticos de riesgo para potenciales inversores, junto al crimen y a la falta de mano de obra calificada. Uno de los antecedentes más dramáticos de la crisis energética fueron los cortes continuos de suministro de electricidad durante cuatro semanas en Enero de 2008.
Diez años antes se habían pronosticado problemas críticos de suministro para el futuro si no se aumentaba la capacidad instalada a mediano plazo. El pronóstico fue acertado y quedó en evidencia la falta de inversión de Eskom durante ese transcurso. De esta forma, para no repetir errores del pasado y para mitigar los efectos negativos sobre el desarrollo económico, Sudáfrica se está embarcando en el mayor programa de infraestructura energética de su historia. Para financiar una parte del programa de desarrollo energético se le pidió al Banco Mundial un préstamo de u$s 3.750 millones y se aumentaron además las tarifas eléctricas. El Regulador Nacional de Energía de Sudáfrica (NERSA) anunció en Febrero pasado la aprobación de un aumento del 24,8% en las tarifas de electricidad a partir del 1 de abril de 2010, un nuevo incremento del 25,8% en 2011 y otro 25,9% de aumento a partir del 1 de abril de 2012.
Eskom había solicitado un aumento del 35% cada año durante tres años para financiar el aumento de la capacidad energética nacional. En comparación con los precios de la energía de hoy, los aumentos en total darán lugar a que los precios de la energía se dupliquen para abril de 2012. Diseñado paralelamente un plan de subsidios y de exenciones para los sectores más pobres se espera también que los consumidores utilicen la electricidad en forma más eficiente y segura. La mayor porción del préstamo del Banco Mundial está destinado a financiar la construcción de una nueva central térmica de 4800 MW a base de carbón (Medupi) que comenzará a operar en 2012. ¿Dónde está entonces la posibilidad de entrar a un mercado regulado y monopólico? Es evidente que competir con un gigante como Eskom es imposible.
Pero no se deben ignorar los grandes cambios que se están produciendo en este país y ése es justamente el motivo de este artículo: comentar sobre un sector en transición en el que los cambios serán mayúsculos y las oportunidades muchísimas para aquellos jugadores dispuestos a entrar y a aceptar las nuevas condiciones de juego. Empresas de infraestructura como Techint o Impsa y de base tecnológica como Invap, entre las argentinas, son algunos de los destinatarios del gran abanico de oportunidades que está comenzando a brindar Sudáfrica en particular y África en general. Dos requisitos casi excluyentes son apostar al largo plazo y estar dispuesto a correr riesgos medio-altos, como en todo emprendimiento. Pero el mercado potencial no se restringe al país más austral de África sino también al resto del continente negro.
Si identificamos como mercado número uno a Sudáfrica, debemos reconocer como segundo mercado a sus naciones vecinas que conforman conjuntamente la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC - Southern Africa Development Community). También existe una red energética regional que interconecta a Sudáfrica con Angola, Botswana, Lesotho, Malawi, Mozambique, Namibia, Swazilandia, Tanzania, Zambia, Zimbabwe y República Democrática del Congo.
MATRIZ ENERGÉTICA SUDAFRICANA
La matriz energética de Sudáfrica evidencia una marcada dependencia del carbón como fuente primaria de energía. La diversificación de la matriz energética, tal como indicamos anteriormente, es el gran desafío. El carbón representa el 78% del total de la energía primaria consumida y casi el 90% de la generación de electricidad. Las reservas de este mineral constituyen el 4% de las reservas mundiales probadas y son las séptimas más grandes del mundo. La mayoría del carbón consumido es utilizado en la generación de electricidad (64%) y en la industria de combustibles sintéticos (24%). Una tercera parte del carbón producido es exportado a la Unión Europea y a Japón. La producción y el consumo de carbón han crecido en los últimos 25 años a una tasa promedio del 2,5% anual.
Se espera que en los próximos años la utilización de carbón crezca aún mas debido a la puesta en marcha por parte de Eskom del proceso de retorno a servicio de tres centrales térmicas que utilizan el carbón como fuente de energía (Camden -1600 MW-, Grootvlei -1200 MW- y Komati -1000 MW-). En el año 2008 se comenzó a construir una nueva central a base de carbón (Medupi) cuya capacidad será de 4800 MW. Los principales productores independientes de energía que existen hoy son irónicamente los que más consumen. En este grupo sobresalen las compañías mineras quienes hacen uso de la energía en forma intensiva. Un ejemplo es el grupo minero Exxaro Resources, compañía que espera aumentar su capacidad de generación en 2000 MW para 2030.
Pero sus planes no se reducen solamente a suministrar energía a las minas que opera sino también convertirse en un operador de energías limpias. Actualmente está desarrollando varios estudios de pre factibilidad que incluyen dos granjas eólicas de 40 MW (Tsitsikamma) y 50 MW (Eastern Cape) y una planta solar de 210 MW en Upington. Un comité interministerial de energía fue creado el año pasado para desarrollar un plan integrado de recursos (IRP – Integrated Resource Plan) con el propósito de diseñar la nueva capacidad de generación a 20 años. El primer documento (IRP1) de este plan fue divulgado en Diciembre de 2009 pero no cumplió con las expectativas por tener una extensión de apenas tres páginas sin ningún aporte relevante. Se espera que el segundo documento (IRP2) sea divulgado a mitad del 2010.
ENERGÍAS RENOVABLES
Sudáfrica está bendecida territorialmente con un alto nivel de potencial de energías renovables, entre ellas la energía eólica (especialmente fuerte en las zonas costeras), energía solar (el país tiene uno de los más altos niveles de radiación solar en el mundo) y un excelente potencial de biomasa para producir biocombustibles. El parque eólico de Darling (5.2MW), primer productor independiente de energía en Sudáfrica, ha firmado recientemente un acuerdo de compra con la municipalidad de Ciudad del Cabo para suministrarle electricidad durante 20 años. El desarrollo de las energías renovables en Sudáfrica está reglamentado en el Libro Blanco sobre las Energía Renovables (noviembre de 2003), que ha fijado un objetivo de contribución de 10.000 GWh para el 2013.
El objetivo es conseguir esa capacidad de generación sobre todo a través del desarrollo de proyectos de energía eólica, biomasa, solar e hidráulica de pequeña capacidad (menos de 10 MW). Un estudio del Departamento de Energía, desarrollado en el marco del ya ha concluido proyecto “Creación de Capacidad en Energía Renovables y Eficiencia Energética” (CaBEERE), ha establecido que el logro de este objetivo acarrearía un número importante de beneficios económicos, incluidos un aumento de R299 millones en los ingresos del Gobierno, un incremento del PBI y la creación de 20.500 nuevos puestos de trabajo. Unos 260 millones de dólares del préstamo del Banco Mundial aprobado en Abril están destinados a financiar proyectos de energías renovables y otros u$s 485 millones para componentes y tecnologías que ayuden a reducir las emisiones de dióxido de carbono en las plantas térmicas.
En Abril, Eskom anunció que utilizará esos fondos para la construcción de una granja eólica de 100 MW y una planta solar también con capacidad de 100 MW. Estos proyectos recibirán además asistencia financiera paralela del “Fondo de Tecnologías Limpias” perteneciente al Banco Mundial. Este fondo también financiará un programa para instalar un millón de calentadores de agua solares en sectores rurales alrededor de todo Sudáfrica. En Junio de este año comenzarán los primeros llamados a licitación pública internacional para proveer a Eskom entre 40 y 50 turbinas eólicas (cuya capacidad requerida será de entre 2 a 2,5 MW).
EL FUTURO DE LA ENERGÍA NUCLEAR
En el caso de Sudáfrica, la única alternativa real de generación de energía a gran escala, además del carbón, es la energía nuclear. El sector de la energía nuclear está regido por la Ley de Energía Nuclear (1999) y por la Ley del Regulador Nacional Nuclear (1999). El Departamento de Energía administra estas leyes. El gobierno aprobó en Junio del 2008 la nueva política de energía nuclear para Sudáfrica. El objetivo de esta política es aumentar el rol de la energía nuclear en el proceso de diversificación de la matriz energética para asegurar el suministro de energía y reducir la dependencia del carbón. Esta dependencia contribuye a que Sudáfrica sea hoy uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero en el mundo. Eskom está estudiando la posibilidad de insertar 20.000 MW de nueva capacidad nuclear para el 2025.
La Corporación Sudafricana de Energía Nuclear (NECSA) es la encargada de la investigación y el desarrollo en el campo nuclear. La planta nuclear de Koeberg (1930 MW), que pertenece a Eskom, es responsable del 5% del total de la capacidad energética instalada en el país. El sector nuclear en Sudáfrica está compuesto por NECSA, Eskom (operador de la única central nuclear de Sudáfrica y natural operador de futuras centrales), el Regulador Nacional Nuclear y el Instituto Nuclear de Residuos Radioactivos. Estos organismos tienen la responsabilidad de diseñar en conjunto el sistema y la arquitectura nuclear del país. Actualmente se está construyendo un reactor de alta temperatura (HTR - High Temperature Reactor) llamado Pebble Bed Modular Reactor (PBMR) que generará 110 MW de electricidad cuando comience a operar.
La planta estará localizada en la misma zona donde está situada la central nuclear de Koeberg (Western Cape). Este proyecto representa una innovación a nivel mundial por ser el primer reactor HTR diseñado para ser utilizado comercialmente. Sudáfrica cuenta, además, con un reactor de investigación (Safari-1) y está desarrollando un Centro de Manufactura Nuclear que centralizará todas las actividades de investigación y desarrollo que lleva adelante NECSA. Todas estas acciones están dirigidas a construir un complejo industrial de energía nuclear. La decisión de apostar o no por la energía nuclear se hará pública en Junio de este año cuando se publique el segundo documento del Plan Integrado de Recursos (IRP2).
BIOCOMBUSTIBLES
La producción de biocombustibles en África se encuentra en fase de estudio e incluye (a) el etanol y el uso de biodiesel como combustible para el transporte; (b) la utilización como sustituto de las fuentes de energía a base de madera para cocinar; (c) los biocombustibles como fuente de electricidad; (d) la promoción del desarrollo socioeconómico rural, y (e) por su papel clave para contribuir a la mejora de abastecimiento energético y la seguridad energética en el continente. El último se refiere también a las necesidades de aumentar el crecimiento del PBI entre un 3,5% y un 8% para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Teniendo en cuenta su vulnerabilidad existente, una serie de países africanos han aplicado o están desarrollando una estrategia de biocombustibles en los planos nacional y regional, principalmente de caña de azúcar como materia prima de etanol y jatropha para biodiesel.
Entre aquellos países que han incursionado en este terreno se encuentran Sudáfrica, Nigeria, Senegal, Ghana, Malawi, Mozambique, Sudán, Kenia, Etiopía, Mali Swazilandia y Zimbabwe. Existe un acuerdo con la UE que suspende casi todos los aranceles para los productos exportados a la UE desde 50 países en desarrollo. Dichos productos incluyen las importaciones de biocombustibles con un nivel cero de aranceles, creando una ventaja enorme en cuanto al mercado potencial con respecto a otros países en desarrollo que compiten con África (como Brasil) en el acceso al mercado europeo. Del mismo modo, existen oportunidades para ingresar al mercado estadounidense en el marco del acuerdo “Crecimiento y Oportunidades para África” (AGOA), que liberaliza de manera significativa el acceso al mercado norteamericano para productos provenientes de los 38 países del África Subsahariana.
Otros mercados potenciales son los países asiáticos y los propios países africanos, ya que muchos de ellos están en el proceso de establecer objetivos obligatorios de mezcla de biocombustibles con naftas clásicas. El gobierno sudafricano ha lanzado recientemente un proyecto de producción de etanol de 19 millones de litros por año desarrollado por el “Central Energy Fund Group of Companies” (CEF), la “International Development Corporation” (IDC) y el gobierno de la provincia de “Eastern Cape”. Este proyecto se pondrá en marcha en 2011 y producirá etanol a partir de caña de azúcar. Se estima que se crearán 1500 puestos de trabajo permanentes además de los 1.000 que demandará la construcción de la planta. El objetivo es reemplazar al menos un 5% de los combustibles a base de petróleo crudo por biocombustibles en los próximos 5 años.
En el ranking anual 2010 del Banco Mundial sobre clima de negocios, Sudáfrica figura en el puesto 34 entre 183 países analizados. El primer lugar lo ocupa Singapur y Argentina aparece en el puesto 118. En África los tres primeros países en el ranking son Mauricio (17), Sudáfrica y Botswana (45) respectivamente. Lo que ese estudio refleja es que Sudáfrica ofrece predictibilidad y seguridad jurídica. África es un continente en transición donde todo está por hacerse. Pero hay un detalle muy importante que debe remarcarse: toda empresa que quiera ingresar en el mercado energético africano debe apostar al largo plazo. No existen negocios de infraestructura atractivos para el inversor que especula o que piensa en el corto plazo.
* Sebastián del Hoyo es Lic. en Administración (UBA) y actualmente está realizando una pasantía en la Embajada Argentina en Sudáfrica. Paralelamente a su investigación sobre el sector energético sudafricano Sebastián está escribiendo un informe sobre el mercado de los biocombustibles en África del Sur.
Para más información sebastian.dh@gmail.com
Fuente: Prensa Energética
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