Quiso, desde abril, dedicar una nueva división al objetivo oficial del “desarrollo de proyectos relacionados con las renovables, con la bioenergía y con la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera”. Vio la luz junto a una Dirección de Tecnología de Nuevas Energías. Bajo el mando de José Jon Imaz -también presidente de Petronor y del Cluster Vasco de la Energía-, la unidad de Nuevas Energías de la petrolera  se ha convertido, desde entonces, en el paraguas para identificar oportunidades y llevar a cabo iniciativas de negocio en bioenergía, energías renovables aplicadas al transporte y todos los sectores que puedan presentar sinergias con los negocios de la compañía en los entornos geográficos en los que opera. El mismo que ahora integrará la participación en AlgaEnergy.

Con su 20% en la compañía, Repsol aspira a diversificar su estrategia en I+D+i y toma parte en un proyecto de óptica ya empresarial para la selección, mejora, cultivo y comercialización de diferentes productos derivados de las microalgas, incluida la captura y fijación de CO2, y la obtención de materias primas para la producción de biocombustibles. Repsol, que ha instrumentalizado la toma de participación a través de Repsol Nuevas Energías, ha comprado un 10% mediante ampliación de capital y otro 10% de forma directa al socio fundador de la compañía, Augusto Rodríguez-Villa. Contará con dos representantes en el consejo de administración de AlgaEnergy, para  cooperar "activamente" en la compañía como socio tecnológico. Tras la operación, el accionariado de AlgaEnergy, compañía fundada en 2007, queda formado por Augusto Rodríguez-Villa (45%), Repsol (20%), Perseo -Sociedad de Capital Riesgo de Iberdrola- (20%) y otros accionistas independientes que suman el 15% restante.

Repsol desarrolla ya diversas líneas de investigación para el uso de microalgas como fuente de obtención de biocombustibles avanzados. Dentro del Proyecto Cenit PIIBE (Proyecto de Innovación para el Impulso del Biodiesel en España), coordinado por la petrolera, las investigaciones han demostrado, según la compañía, que el uso de las algas para la producción de aceites para combustibles cumple con una doble función. Por un lado, absorben las emisiones de CO2 a la atmósfera, y por otro, desarrollan una energía de origen vegetal con cultivos que no interfieren con la alimentación, con lo que se contribuye a combatir dos de los grandes retos a los que se enfrenta la sociedad actual. Pero en el sector nadie olvida que en los próximos años será necesario avanzar hacia su industrialización, para alcanzar viabilidad técnica y económica a gran escala. Y, en ese proceso, se imponen las alianzas.

PASOS EN “NUEVAS ENERGÍAS”

En junio, Repsol sellaba con el grupo Neuron BBh un acuerdo marco para el desarrollo de proyectos de interés en biotecnología industrial. Entre los desarrollos de su plataforma destaca MicroBiOil, una novedosa tecnología para la producción de biodiesel de segunda generación a partir de glicerina cruda y TriBioPlast, una tecnología para la producción de bioplásticos compatibles. Y ya desde el Salón Internacional del Automóvil Ecológico y de la Movilidad Sostenible del 20 de mayo en Madrid, Repsol reforzó su apuesta por el autogás, el gas licuado del petróleo para automoción, el carburante alternativo más utilizado en el mundo y del que Repsol es líder del suministro en España.

La petrolera ya ha fabricado más de 1.700 km de carreteras “verdes” con polvo de neumáticos reciclados que minimizan el impacto acústico, mejoran la adherencia de los vehículos y permiten ahorros económicos a largo plazo. Además, en 2011 Euskadi contará con una red de electrolineras, con un papel similar al de las estaciones de servicio, que va a permitir el abastecimiento y la movilidad de los vehículos eléctricos por las carreteras de la comunidad. Será el primer paso de un proyecto promovido conjuntamente por el Ente Vasco de Energía (EVE) y repsol, que busca la posterior comercialización de este tipo de redes en el resto de España y el exterior.

Fuente: ICNR - Intelligence & Capital News Report

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