
Los oceanógrafos informaron que en sólo 3 meses desaparecieron las grandes concentraciones de gas metano que se habían disuelto en el agua marina, provenientes del petróleo y gas natural derramados.
Mientras en junio de 2010 se observaban grandes manchas y natas en el fondo del mar, producidas por 200 mil toneladas cúbicas de metano liberado sin cuidado, para el mes de septiembre esas concentraciones se habían reducido a 100 mil toneladas cúbicas, procesables por los ecosistemas del fondo del Golfo de México.
Los científicos aseguran que en esta reparación parcial del fondo marino han intervenido bacterias que se alimentan de metano y que acudieron a esa zona durante las semanas siguientes al derrame. Los datos no implican que el fondo del Golfo de México está recuperado, pero revelan procesos de limpieza que tiene la naturaleza y que pueden ser ayudados con técnicas de biorremediación concebidas por el ser humano.
MEDICIONES. Los hallazgos del equipo de investigación, dirigido por los oceanógrafos John Kessler de la Universidad de Texas y David Valentina, de la UCSB, fueron publicados este jueves en la página de internet Science Xpress, que es la versión electrónica de la prestigiada revista científica Science, donde se publican adelantos de las investigaciones más relevantes que serán publicadas posteriormente en la versión impresa.
“Lo que observamos en el mes de junio de 2010 era un panorama en el que el agua más profunda estaba repleta o sobrecargada con grandes concentraciones de metano y otros gases disueltos que provenían de los hidrocarburos derramados. Pero cuando regresamos, en septiembre y octubre, supervisamos el mismo lugar, las mismas aguas y encontramos que la mayoría de los gases disueltos ya no estaban. En su lugar encontramos residuos de colonias de bacterias consumidoras de metano. También nos encontramos con que había un déficit o falta de un millón de toneladas de oxígeno que debería estar disuelto en el agua en esa zona, lo cual nos hizo atribuir la ausencia de metano y oxígeno a la actividad y respiración de este tipo de bacterias”, explicó el doctor Valentine en el adelanto de la investigación publicado en Science Xpress.
El doctor Kessler añadió que “basados en las mediciones que hicimos en el inicio del verano de 2010 y en mediciones que existían previas al derrame pensamos que la gran cantidad de metano que se había liberado sin control permanecería en la zona durante muchos años por venir.
En lugar de esto, encontramos un fenómeno biológico y químico en el que las bacterias incrementaron sus tasas de consumo de metano y las integraron a sus procesos de vida y también frena una posterior liberación masiva de metano a la atmósfera”, indicó el científico basado en Texas.
Mientras los científicos continúan buscando y midiendo otros efectos negativos del derrame, los cambios tan acelerados que encontraron los oceanógrafos de Texas y California revelan mecanismos naturales que no imaginaban.
“Esta gran tragedia ecológica nos permitió estudiar lo que se podría considerar un experimento imposible que nos arrojó nueva información sobre el papel de las bacterias y las corrientes para frenar los daños de un gran derrame”, concluyó Valentine.
Fuente: Crónica
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