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Chihuido debe seguir esperando

13/07/2018 | ARGENTINA | Actualidad | 1507 lecturas | 191 Votos



La construcción de la represa fue suspendida por el gobierno nacional como parte del ajuste presupuestario.




La construcción de la represa Chihuidos sobre el río Neuquén una vez más vuelve a ser polémica. El presidente Mauricio Macri le puso un freno como parte del ajuste presupuestario del gobierno nacional.

Según trascendió, la medida fue definida por el equipo del FMI, que entendió que este crédito se convertiría en un gasto público.

La iniciativa era ambiciosa y, desde la óptica macroeconómica, podría ser considerada un anticipo de lo que está por venir en materia de obras públicas. Con un diseño original que data de 1970 y nunca siquiera empezó a concretarse, Chihuido es una represa hidroeléctrica que requiere de una inversión de 2200 millones de dólares, de los cuales el 85% debería ser aportado por proveedores alemanes e italianos y garantizado por Euler Hermes, la agencia de exportaciones de la administración Merkel, y el gobierno de Italia.

Era también una ilusión de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), que conduce Gerardo Martínez, un dirigente de buena relación con el oficialismo: se suponía que la obra iba a incorporar a 3000 trabajadores directos y a 7000 indirectos.

Pero en una reunión en la Casa Rosada con Gustavo Lopetegui, vicejefe de Gabinete, les informó a tres ejecutivos de Voith que el avance de la obra era postergado hasta nuevo aviso aunque el crédito alemán había sido aprobado. Los acompañaban el embajador alemán en la Argentina, Jürguen Mertens; el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, y representantes del resto de las empresas del consorcio, como Juan Manuel Collazo, de Helport (la constructora de Eduardo Eurnekian), y Gustavo Weiss, de Eleprint y presidente de la Cámara Argentina de la Construcción. La otra integrante es Panedile, de Hugo Dragonetti, que no estuvo en la reunión.

"No podemos empezar ni una sola obra nueva", les dijo, y se explayó en las razones: como los préstamos para la central serán pagados finalmente por el Estado argentino, el país no está en condiciones de sumar gasto público a su compleja situación fiscal.

El origen del enredo es el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En un principio, algunos funcionarios involucrados en el proyecto habían pensado que tal vez se pudiera incluir la deuda contraída por la represa en lo que en la administración pública se conoce como pasivo "por debajo de la línea". Es decir, no contabilizarlo como gasto ordinario en las cuentas nacionales.

Pero las conversaciones con el staff de Christine Lagarde, directora ejecutiva del Fondo, fueron precisas al respecto: esa obra es gasto, guste o no.

Por eso Lopetegui empezó pidiéndoles disculpas y les propuso a todos buscar alternativas financieras. Una de ellas, dijo, sería que los préstamos queden en cabeza de Neuquén y que la provincia encuentre algún esquema de repago, como podrían ser las regalías de Vaca Muerta. O incluirla entre los proyectos del programa de participación público-privada (PPP), la única expectativa fundada que queda en pie en el sector de la construcción cuando se habla de obras públicas.

Hasta anteayer, antes de que Lopetegui aguara el entusiasmo emprendedor, el consorcio contaba con unos 1600 millones de dólares garantizados por Alemania y estaba a punto de sumar otros 400 millones que tramitaba con la garantía de Italia. El Estado argentino debía además aportar un 15% del paquete total.

El gobernador neuquino, Omar Gutiérrez por ahora, no ha realizado declaraciones sobre esta nueva postergación de la obra proyectada sobre el río Neuquén, cerca de Zapala. 

Fuente: Neuquén al instante

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