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La competencia entre el gas natural y las energías renovables

14/01/2019 | ARGENTINA | Noticias Destacadas | 883 lecturas | 20 Votos



No hay dudas de que el futuro a largo plazo es de las renovables, una vez que la aleatoriedad en la intermitencia pueda ser compensada a un costo socialmente aceptable. Pero hoy, las energías renovables compiten con Vaca Muerta.




Se estima que la especie humana tuvo su origen alrededor de 500.000 años atrás, y no fue hasta 7.000 años Antes de Cristo que logró aprender a manejar fuentes de energía externas a su propia energía vital. Hasta entonces, el hombre solamente era cazador y recolector de frutos, sin poder generar excedentes de alimentos que le permitiesen afrontar los desafíos que la naturaleza le imponía para su supervivencia. Con el manejo de los ríos, el fuego y los vientos el hombre prolongó su vida y la población mundial comenzó a crecer. Esta fue la primera transición energética, y tomó mas de 480.000 años en producirse. Esto nos enseña que la evolución es un proceso de complejidad monótona creciente.

La actual transición hacia las energías aleatoriamente intermitentes, el sol y el viento, impone cambios profundos en nuestro sistema energético.

A fin de “compensar” tal intermitencia, las energías renovables requieren de un energético que las “tome de la mano” (carrier) e introduzca en la matriz del país en cuestión. Argentina dispone del mejor carrier, el gas natural. Y dispone de este carrier en cantidades que jamás llegaremos a consumir. Vaca Muerta es hoy apenas un ejemplo de este carrier, aunque es el mejor que podemos encontrar en nuestro planeta.

Veamos algunas características del gas natural y de las energías renovables.

El gas natural es una forma de energía menos densa que el petróleo, por esto su costo de transporte es entre 8 y 10 veces más alto que el del petróleo, lo que restringe la “distancia económica” a los mercados accesibles. El desarrollo del Gas Natural Licuado (GNL) ha hecho que esta “distancia económica” aumente notablemente y, en el futuro, el GNL será un commodity global y no regional como lo es hoy.

En Argentina no existen almacenamientos subterráneos de gas por lo que el valor de la molécula excedente de la demanda es cero. Nadie consumirá más gas sólo porque Camuzzi ofrezca un descuento del 99% en verano.

Las inversiones en gas natural son rígidas y dedicadas. Una fábrica de alimentos puede cambiar de lugar si así lo dicta la conveniencia, pero un pozo de gas no puede moverse. La inversión en gas sólo puede recuperarse vendiendo gas. Una fábrica de alimentos puede producir un gran número de estos entre los cuales diversificar su riesgo comercial.

Un ciclo combinado a gas natural es intrínsecamente diverso: en ausencia de este puede quemar GNL, Gas Oil o Biodiésel. Y puede instalarse en la fuente de gas, en el centro de la demanda, o en el punto eléctricamente óptimo de la red. Las energías renovables deben instalarse donde Dios lo decide.

Las energías renovables tienen un factor de utilización del orden del 20% del tiempo, por lo que en el 80% del tiempo restante hay que disponer de una fuente de energía firme de respaldo. Y de combustible listo para ser usado. Esta disminución en el tiempo de uso del gas equivale a una pérdida de productividad que aumenta los costos de explotación, por razones atribuibles al uso de energías renovables, aunque esta externalidad no suele presentarse como parte de los costos de las renovables.

En todo sistema eléctrico, la oferta y la demanda deben compensarse con exactitud en tiempo real, si no se desea tener un apagón. En horas del amanecer y del crepúsculo, la energía solar es muy intermitente, y esta variabilidad debe ser compensada por una fuente firme y de altísima velocidad de respuesta: usinas o motores a gas natural de última generación.

La potencia de un generador eólico varía con el cubo de la velocidad del viento, y es impactada por su dirección. El desarrollo de las energías renovables exige de un altísimo grado de interconectividad en un sistema eléctrico, a efectos de compensar su intermitencia, así como también de un software de última generación para “operar al sistema” ante condiciones de alta volatilidad. Para alcanzar el 20% de participación de las renovables deberíamos invertir 3.500 millones de dólares, solamente en líneas de alta tensión.

No hay dudas que el futuro de largo plazo es de las energías renovables, una vez que la aleatoriedad en la intermitencia pueda ser compensada a un costo socialmente aceptable. Y nadie puede seriamente objetar los beneficios de su desarrollo. Pero hoy, las energías renovables compiten con Vaca Muerta, además de imponerle costos externos a su explotación.

Argentina puede contribuir en un modo muy importante al combate contra las emisiones de gas de efecto invernadero exportando masivamente gas, generando riqueza y prosperidad gracias al regalo que Dios le hizo a los neuquinos: Vaca Muerta. Y no invirtiendo hoy en una forma de energía poco eficiente y costosa.

No hay que exagerar: para tomar un vaso de leche no hace falta comprar una vaca.

Fuente: Diario Río Negro

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