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Pensar el futuro de Vaca Muerta

14/12/2015 | ARGENTINA | Notas Destacadas | 1713 lecturas | 175 Votos



La baja del crudo da más tiempo para planificar la década que viene en la región.




El lunes pasado, en pleno feriado argentino, la noticia sacudió el mundo: el petróleo cayó por debajo de los 37 dólares, su menor valor desde la crisis del 2009. Ese mismo día, en una extraña coincidencia, el gobierno neuquino difundió un comunicado donde aseguraba que llegarán 100.000 millones de dólares en inversiones "en los próximos años", gracias a los compromisos asumidos por la empresas en Vaca Muerta.

El boom del shale en Neuquén, que hace tan sólo doce meses era inminente, parece haber entrado en un freezer. Aunque la actividad todavía no cae –hay numerosos indicadores que así lo muestran– se espera un 2016 muy complicado (ver aparte). Todo hace prever que el gasto de las empresas bajará y con ellos el nivel de perforación.

Al final de la cadena, hay varios miles de puestos de empleo que podrían quedar en el limbo: el mercado se hizo ancho esperando varios años de bonanza, pero ahora amenaza con angostarse de nuevo. Este freno en la acelerada marcha del desarrollo petrolero puede tener un efecto positivo.

Siempre pensando en que los hidrocarburos recuperarán su precio en los próximos dos años, este impasse servirá para empezar a pensar un futuro que resulta inminente: el nacimiento de la región Vaca Muerta, un gran núcleo urbano cruzado por la actividad petrolera que incluirá parte del Alto Valle de Río Negro así como parte de los poblaciones a un costado de los ríos Limay y Neuquén.

Se trata de una zona con fronteras difusas, a la cual la geografía, la historia y hasta la cultura se empeñan por dividir. No existe nombre en el imaginario que una la extensa superficie urbana que se verá afectada por el desarrollo no convencional.

Los gobiernos neuquinos y rionegrinos dieron un primer paso al encargar en conjunto un estudio sobre el desarrollo con una perspectiva regional. Y una de las cosas que se revelaron fue, justamente, la falta de instituciones regionales que puedan planificar de forma conjunta una idea que siempre prende políticamente desde lo discursivo pero que es difícil de llevar a la práctica.

El trabajo, que fue presentado hace un mes en Neuquén, hace un diagnóstico de la región y alerta sobre el crecimiento poblacional de toda la zona urbana que rodea a la Confluencia, que en cinco años podría alcanzar el millón de habitantes.

La base del estudio es el cálculo de la cantidad de equipos de perforación que operarán en la zona a partir del desarrollo de Vaca Muerta. Estiman que en unos diez años serán 510 las torres en Neuquén y 25 en Río Negro. Cada una de ellas emplea 80 personas de forma directa y 200 contando a los indirectos. Sumando los puestos inducidos, esto implica que la región deberá incorporar 189.000 trabajadores nuevos en la próxima década.

Al agregar a sus familias, más de medio millón de personas llegarán a esta geografía, siempre en un escenario moderado. Para alojar a ese medio millón harán falta 90.000 millones de pesos destinados a viviendas.
 
De ellos, 70.000 deberán ofrecerse a modo de crédito o subsidio para acompañar a la clase media y baja, hoy imposibilitada de construir. La gigantesca demanda implicará un cambio de mirada en la arquitectura y habrá que sumar la construcción en seco. Según David Kullock, uno de los consultores que trabajó en el plan, no hay en la región ninguna fábrica de unidades de este tipo, que hoy vienen de afuera y se ensamblan acá.

Los caminos serán otro gran desafío y quizás el área donde más acuerdos regionales deberán trazarse, a contramano de lo que ocurre hoy, donde existe una escasísima planificación regional en temas centrales como el transporte público.

Toda la infraestructura necesaria para la próxima década exigiría, siempre según este estudio, unos 111.000 millones de pesos a valores actuales, el equivalente a los presupuestos de Neuquén y Río Negro pero multiplicados por dos.

Cultura e identidad

El consultor Enrique Zuleta Puceiro fue uno de los primeros en estudiar la región a partir del desarrollo de Vaca Muerta. En diálogo con "Río Negro Energía", aseguró que el proceso representa "una inserción violenta de la región en la globalización" y, a su vez, "la región irrumpió en el escenario global".

De todos modos se mostró optimista: "No conozco escenario nacional más preparado para esto. El petróleo tiene una tradición de cultura empresaria, no rechaza inmigrantes, se prepara para incorporar tecnología y para desarrollar procesos de mirada continua", aseguró.

También remarcó que "es necesario el desarrollo de una institucionalidad que prepare la región para resistir los vaivenes violentos de los mercados, el impacto de la globalización sobre lo real".

Este quizás sea el desafío de más corto plazo: crear nuevas instituciones de carácter regional. Existen algunos antecedentes como la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas o la Asociación de Municipios de los Valles.
Zuleta Puceiro fue más allá y habló del concepto de "gobernanza metropolitana". Y puso un ejemplo central, como es el uso del suelo. "Su gestión no puede ser anárquica, no puede ser un atributo de los municipios. Hay que someterlo a una agencia común, como lo hicieron en Europa", señaló.

Esto será clave para empezar a delinear los nuevos espacios urbanos que, además, deberán romper una cultura muy arraigada en la región que es la de la "casa con patio".

Los expertos creen que es necesario empezar a optimizar el suelo, intentando aumentar la concentración de personas por hectárea. En otras palabras, hay que promover la construcción en altura para evitar que se siga avanzando sobre zonas periurbanas dedicadas a otras actividades como la agricultura.

A su vez, la concentración de personas abarata el arribo de los servicios. Los autores del trabajo creen que será central el desarrollo de una red ferroviaria, no sólo para pasajeros sino para carga. Será una forma de ganar competitividad en una industria globalizada, donde cada dólar cuenta.

También se desenterró una vieja idea alguna vez acuñada por la provincia que es la creación de una red de acueductos para los yacimientos. Hoy cada empresa elabora su propia logística del agua y concentrarla sería una forma de bajar costos y, con un costo marginal bajo, alcanzar el recurso a zonas rurales.

La baja del precio del crudo puede ser un respiro para los arquitectos del futuro regional. La clave será institucionalizar los procesos, una asignatura central para el gobierno de Omar Gutiérrez y de Alberto Weretilneck.

Fuente: Diario Río Negro

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