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“Hay demasiado por mejorar para que Vaca Muerta sea viable”

27/08/2015 | ARGENTINA | Notas Destacadas | 1734 lecturas | 228 Votos



Según Carlos Etcheverry, presidente de DLS en la Argentina.




El directivo del grupo Archer fue muy crítico sobre el accionar sindical en los últimos años. Cuestionó la pérdida de la eficiencia en la industria local y los sobrecostos laborales. Y abogó por un retorno de la cultura de la meritocracia. Indicó que, aunque las tarifas locales son más caras, la rentabilidad de las empresas de servicios es más alta en Estados Unidos que en la Argentina.

No es usual que un alto directivo de la industria petrolera se exprese con el tono de crudeza que eligió Carlos Etcheverry, presidente en la Argentina de DLS –una proveedora de equipos de perforación de origen noruego–, quien analizó el escenario actual que enfrentan las empresas de servicios petroleros en el país.

Durante su presentación en el seminario organizado por la Sociedad de Ingenieros en Petróleo (SPE), realizado en junio en Buenos Aires, Etcheverry eligió un lenguaje directo para referirse a lo que a su entender son serios problemas de naturaleza gremial que provocaron en los últimos años un fuerte incremento de los costos operativos del sector.

“Cuando comparamos las barreras que frenan la inversión petrolera en la Argentina con las de Estados Unidos, llegamos a la conclusión de que así se hace muy complicado competir”, comenzó el directivo, con una trayectoria en la industria local de servicios petroleros, en especial en el negocio de trépanos de perforación. En el pasado manejó la operación de San Antonio, el mayor jugador de ese segmento, y hoy está al frente de DLS, el segundo. Revista Petroquímica, Petróleo, Gas, Química & Energía fue uno de los pocos medios presentes en su conferencia.

En la última década, los sindicatos lograron imponer una puja redistributiva de la renta petrolera a su favor. “Fueron más hábiles que los empresarios para obtener concesiones económicas sin contraprestación, incrementos salariales muy por encima de la inflación e incentivar la creación de empleo sin necesidad real”, advirtió.

Como resultante –añadió–, la industria argentina perdió en eficiencia; máxime en una coyuntura de fuerte descenso del precio internacional del crudo que atenta contra la vialidad de nuevos proyectos en el upstream.

“Se pagan contribuciones extraordinarias que antes no había. Por ejemplo, las empresas de servicios pagamos una compensación por jubilación, algo que nunca existió e impacta altamente en los costos de la industria. También nos vimos obligados a pagar salarios durante una huelga. Estamos de acuerdo con el derecho a huelga, pero también creemos que es una medida ilegal que no debe pagarse, porque no ayuda a nadie y menos al país”, enumeró Etcheverry. “Todo esto afecta a la eficiencia”, agregó.

COSTOS ELEVADOS

Etcheverry puso el acento en lo complicado de la macroeconomía argentina. “No tenemos crédito internacional. Para comprar la tecnología que traemos al país debemos apelar a financiamiento en el extranjero, por lo que existe un acceso limitado para invertir. La inflación, por su parte, torna imposible compensar los altos costos en los contratos que firmamos con las operadoras. Y la infraestructura del país, las rutas y los puertos tampoco es la adecuada”, detalló el ejecutivo de DLS.

Es muy marcada, a su entender, la contraposición con Estados Unidos, donde petroleras y compañías de servicios están aprovechando los precios bajos del crudo para optimizar fuertemente los costos operativos en los yacimientos no convencionales.

“Un equipo semiautomático DLS con 600 HP de potencia, con tres bombas, que opera para Chesapeake en Estados Unidos, tiene una tarifa de u$s 24.000 diarios. La misma unidad en Lindero Atravesado, contratada por PAE, cuesta u$s 35.000. Pero, a contramano de lo que podría pensarse, la rentabilidad final es mejor en Norteamérica que en Neuquén, porque en la Argentina los costos laborales representan hasta un 40% del total, mucho más que en Estados Unidos, y las tarifas locales de transporte también son más caras”, analizó. “En la Argentina hay demasiadas cosas para mejorar si aspiramos a que la explotación de Vaca Muerta sea viable”, enfatizó.

DLS invirtió el año pasado cerca de u$s 180 millones para incorporar nuevos equipos al país, que hoy se reparten entre la cuenca del Golfo San Jorge, su principal bunker, y la Neuquina, un play en el que aspira a ganar presencia.

“Para resolver los desafíos actuales, debemos alcanzar una articulación entre tres ‘E’: empresas, educación y empleo. Y creo que además nos hará falta experiencia y eficiencia para manejar equipos complejos. El objetivo final debe ser recuperar la normalidad del sector”, afirmó Etcheverry.

MERITOCRACIA

Entre la audiencia de 200 personas, lo escuchaba una comitiva de representantes gremiales, encabezados por el líder del sindicato neuquino y senador nacional por el Movimiento Popular Neuquino (MPN), Guillermo Pereyra.

“Debemos recuperar el poder disciplinario con respecto a la acción sindical. Hemos mejorado en los últimos meses. Cada vez somos más drásticos cuando creemos que alguien defiende a los ladrones o a gente que no trabaja. Es imprescindible volver a la cultura del trabajo que existía en la Argentina”, continuó el directivo de DLS.

Las empresas de servicios sostienen que en la actualidad se hacen cargo de una vasta cantidad de gastos adicionales que encarecen los gastos fijos de las empresas. “Por ejemplo, estamos respondiendo por la parte de tercerización. Son sobrecostos asociados a la industria que la hacen menos competitiva”, afirmó.

Una de las metas pasa –desde su óptica– por recuperar la cultura de la meritocracia que ha forjado el desarrollo de países eficientes y productivos. “La meritocracia permite que las empresas vayan creciendo, mejorando sus recursos humanos. En la Argentina, sin embargo, premiar con bonos al que se destaca es prácticamente imposible, porque por presión de los sindicatos se termina homologando al salario de todos; así es muy difícil implementar incentivos por rendimiento”, indicó el presidente de DLS.

“También existen restricciones para liberar al personal. Si uno es propietario de un taladro, ¿por qué no lo podemos mover de una provincia a la otra? Son falencias que convierten en anticompetitiva la industria Argentina. Es muy difícil trabajar de esta manera”, concluyó.

Fuente: Revista Petroquímica

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