CRUDO: WTI 81,62 - BRENT 86,25   |   DIVISAS: DOLAR 876,00 - EURO: 972,00 - REAL: 184,20   |   MINERALES: ORO 2.193,45 - PLATA: 24,82 - COBRE: 3,97


La cuna de la energía nuclear

22/05/2017 | ARGENTINA | Noticias Destacadas | 499 lecturas | 32 Votos



El gobernador aún no regresó de su viaje por Oriente y la noticia de que una empresa estatal china construirá en Río Negro una planta nuclear de generación de electricidad ya despertó polémica y amenaza con colarse en la campaña electoral de este año.




Invap, que también es estatal, tiene que terminar de identificar el sitio donde se localizará la central. Entre las pocas certezas que existen, se sabe, más que nada por descarte, que estará en la zona atlántica.

Río Negro está asociada a la energía nuclear desde el fallido proyecto Huemul del austríaco Ronald Richter y del impulso de su máximo refutador, el físico José Antonio Balseiro, a partir de cuyo apellido creció la leyenda desde Bariloche hacia el mundo.

Invap construyó varios reactores nucleares y logró exportar esa tecnología a Argelia, Egipto y Australia. Claro que no son equipos de potencia, en torno de 1 megavatio (MW) y en general, tiene fines medicinales, como la producción de radioisótopos.

Pero los chinos financian una planta construida por ellos, con la tecnología que desarrollaron luego de que la Corporación Nacional Nuclear de China (CNNC por sus siglas en inglés) trabajara en el mejoramiento de reactores construidos en su territorio por otros países. El modelo se llama Hualong One.

Como el reactor no trabaja con agua pesada, la planta de Arroyito, en Neuquén, no tendrá a los chinos como clientes.

La planta nuclear rionegrina, si finalmente se construye, tendrá una potencia instalada de 1.150 MW, equivalente a la central hidroeléctrica El Chocón, sobre el río Limay, cuya mera existencia (comenzó a generar en 1972, hace 45 años) es motivo de una preocupación que no deja de renovarse aguas abajo, en la Confluencia neuquina y el Alto Valle rionegrino.

El Chocón es la más antigua de las nueve presas que la estatal Hidronor, hoy disuelta, diseñó sobre el Limay y el Neuquén. Todas están en manos de empresas privadas, nacionales y extranjeras. Dos organismos, la AIC y el Orsep, controlan el uso del agua y la integridad de las obras, en un modelo de vigilancia que ha tenido fallas en la emisión de alertas y en la capacidad de sanción, pero que resultó exitosa en los resultados. Las medidas de seguridad han sido redundantes, con un concepto que también se utiliza en la ingeniería nuclear.

La posibilidad de que El Chocón colapse y provoque un daño de proporciones existe, pero los controles hacen que ese riesgo se achique. Como los que viven al pie de un volcán activo y se llenan de asombro cuando entra en erupción, la sociedad de las ciudades ubicadas aguas abajo de las presas no ha avanzado en la puesta en marcha de un plan de evacuación posible. La responsabilidad es de los gobernantes, pero también de cada uno.

El ejemplo es asimilable al mundo de la generación de energía nuclear, cuya existencia también sobrepasó las cuatro décadas en nuestro país. Esta fuente de energía le otorga a cualquier red una base de confianza notable: funciona las 24 horas durante casi todo el año, sin emitir gases de efecto invernadero.

Chernobyl en 1986 y Fukushima en 2011, aunque fueron contingencias en plantas nucleares bien diferentes, encendieron la alerta pero también permitieron mejorar la tecnología.

Hace veinte años Río Negro apeló a la generación térmica y en un proceso repleto de irregularidades que no tuvieron ni una sanción, impulsó la construcción de una central eléctrica a gas en el norte de Roca. Los rionegrinos pagaron sobreprecios millonarios por esa energía. Hoy la usina, en manos de otros dueños, quema gasoil, uno de los combustibles más contaminantes. También en El Bolsón, donde las banderas del medio ambiente están muy altas, se usan combustibles que emiten gases de efecto invernadero.

Hay discusiones abiertas, como la conveniencia de invertir 8.000 millones de dólares en fuentes de energía menos riesgosas, pero, ya se sabe, en Argentina las chicanas, las denuncias y las conspiraciones hace tiempo que dominan los debates, y no sólo los políticos.

Argentina alcanzó un alto desarrollo en energía atómica gracias al fallido proyecto de Richter en Bariloche y especialmente de su máximo refutador, José Antonio Balseiro.

Hace cuatro décadas que operan centrales nucleares en nuestro país y que existen las grandes presas en la región. Nadie les enseñó a las poblaciones a convivir con los riesgos.

Fuente: Diario Río Negro

500 lecturas | Ver más notas de la sección Noticias Destacadas


NOTICIAS MÁS LEÍDAS de Noticias Destacadas