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De país con petróleo y país petrolero

22/10/2018 | ARGENTINA | Actualidad | 377 lecturas | 30 Votos



El potencial que se va consolidando en la formación Vaca Muerta




Los abundantes recursos no convencionales de petróleo y gas de Vaca Muerta están cambiando radicalmente el panorama y el destino energético de Argentina. Qué desafíos económicos y políticos supone el nuevo escenario que se abre de la mano de los hidrocarburos. 

Los abundantes recursos no convencionales de petróleo y gas con que cuenta nuestro país están cambiando radicalmente el panorama y el destino energético de Argentina.

Entre estos, Vaca Muerta es la estrella. Sin embargo, a pesar del encandilamiento que nos provoca el brillo de este “player” de la industria petrolera, es importante hacer un análisis un poco más profundo de lo que significa esta formación para alcanzar un desarrollo energético soberano.

Desde sus inicios, el petróleo trascendió la cuestión económica y se convirtió en un recurso estratégico para el desarrollo de los países, siendo fuente de conflictos, guerras e invasiones. Esto tiene su explicación. La fuente de energía que permitió la expansión del capitalismo en el siglo XIX fue el carbón.Y tanto Estados Unidos como Europa tenían carbón en sus territorios. En cambio, cuando a principios del siglo XX el petróleo empieza a cobrar una importancia estratégica como fuente de energía única por sus cualidades, los países europeos, que no tenían ese recurso, salen a conseguirlo en Medio Oriente y en América Latina. Nace así la geopolítica del petróleo, donde sobresalen tres actores: los países productores, los países consumidores y las grandes empresas petroleras. La dinámica entre ellos ha marcado la historia del petróleo y sus conflictos.

En nuestro país, Mosconi trata de salir de esta dinámica impulsando la creación de YPF y tratando de alcanzar el autoabastecimiento como forma de lograr nuestra soberanía energética. Sin embargo, las características geológicas de nuestro país hicieron que el autoabastecimiento petrolero fuera un objetivo que sólo se cumplió durante breves períodos de nuestra historia y cuando se permitió la participación de otras empresas además de YPF. Esto lo entendió bien Juan Domingo Perón, cuando en 1955 intenta firmar el contrato con la California para la exploración en la Patagonia.

Por eso, a los que se opusieron a este acuerdo, los llamó “nacionalistas de opereta”. El tema no es si aceptamos la participación o no de empresas privadas, sino las condiciones en que lo hacen. Lograr el autoabastecimiento era fundamental para nuestra seguridad energética y Argentina era un país con petróleo, no un país petrolero.Teníamos petróleo, pero no mucho. Hasta Vaca Muerta.

Hoy, a partir del desarrollo de los recursos no convencionales, Argentina se encamina a ser un país petrolero y con capacidad exportadora. La potencialidad de Vaca Muerta es incontrastable. Su desarrollo nos permitirá revertir el declino inevitable de la producción de petróleo y gas de los yacimientos convencionales y lograr el autoabastecimiento de manera sustentable. Para 2030, la producción de petróleo podría pasar de los actuales 500 mil barriles/día a más de un millón. La producción de gas, de los 130 millones de m3/d a 250 millones de m3/d.

Las perspectivas económicas son promisorias. En 2017, se han invertido más de 7 mil millones de dólares y este nivel de inversión se repetirá anualmente. Si se cumplen con las previsiones de producción, Argentina podría llegar a exportar entre 25 y 30 mil millones de dólares anuales entre petróleo y gas, valores similares a las exportaciones del complejo agroindustrial.

Sin embargo, la producción de los recursos no convencionales tiene características geológicas y tecnológicas diferentes a la explotación convencional. Los pozos declinan rápidamente su producción. Esto implica desarrollar un sistema de perforación permanente y, consecuentemente, grandes inversiones anuales. Esta situación hace que sea imprescindible la participación de empresas privadas, la mayoría de ellas extranjeras, que, lógicamente, persiguen un objetivo económico independientemente de las necesidades que pueda tener nuestro país. Soberanía energética no es sólo autoabastecimiento, sino también capacidad de establecer una política energética para el desarrollo y poder definir los precios de la energía que sea accesible a todos los ciudadanos.

Tiempos novedosos, tendremos autoabastecimiento sin soberanía y nuestra seguridad energética será débil. Una tranquilidad económica y una preocupación política.

Fuente: Página 12

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