Los gobiernos populistas, como ocurre en nuestro paÃs y en otros que tuvieron o tienen la desgracia de padecerlos, necesitan que exista pobreza, que exista desocupación. Que exista analfabetismo. Es que si no existieran esos flagelos, ellos tampoco existirÃan. Cuando hay plena ocupación y cuando se tiene la educación necesaria, recién el hombre es libre y no sufrirá la humillación de sentirse esclavo de quienes se enriquecieron a expensas de ellos, como ocurrió con los gobiernos del matrimonio Kirchner-Fernández, o el de Mario Das Neves en nuestra provincia.
Esos hipócritas polÃticos, que hoy se oponen a la explotación de la minerÃa, son los mismos que se oponÃan al requerimiento de capital extranjero para la explotación petrolÃfera, o a Aluar cuando se instaló en Puerto Madryn. Hoy la realidad les muestra cuán equivocados estaban. La Patagonia fue otra. Puerto Madryn tuvo un impulso extraordinario, en lo que su aporte fue de singular importancia. La mediocridad en la mayorÃa de la dirigencia polÃtica argentina, y especialmente en la Patagonia, ha tenido un crecimiento alarmante. Está reflejada en la administración pública. Y es de oÃdos prestos a los discursos de quienes defienden descoloridas banderas extrañas a nuestra idiosincrasia que afortunadamente están desapareciendo a medida que los pueblos progresan.
El Gobierno de la provincia debe perder el miedo y no perder más el tiempo escuchando a charlatanes de feria y abandonar la idea de consultas populares y poner manos a la obra. Hay demasiada desocupación. Hay demasiadas familias buscando sobras de comida que tiran quienes se oponen a la minerÃa. Es un imperativo de consecuencia. Es una cuestión de solidaridad humana. Es muy fácil hablar con la heladera llena. Con una mesa bien servida. Pero hay mesas donde falta el pan. Hay niños que no pueden ir a la escuela porque no tienen zapatillas. Hay una pobreza demasiado humillada.
Fuente: El Chubut
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