Planta de producción de carbonato de litio, Sales de Jujuy, en el salar de Olaroz. PH: Mateo Jimenez Cornejo “El litio ya no es la energía del futuro. Es la energía del presente”, dijo en su discurso el presidente Alberto Fernández, cuando visitó la obra en construcción de baterías de litio en la Universidad de La Plata.
La Argentina cuenta con alrededor de 19 millones de toneladas de reservas de este mineral, después de Bolivia con 21 millones sin proyectos desarrollados, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. Sin embargo, el país carece de los elementos clave para su explotación: la única empresa que produce en el país soda ash –un insumo fundamental para la extracción de este recurso– no llega a abastecer al mercado local, existen desafíos con su importación (desde Estados Unidos y China) y es deficiente la infraestructura necesaria para transportarlo a las minas.
Esto crea un escenario que presenta dificultades y complica el desarrollo del sector, según los principales actores de la actividad. El carbonato de sodio, comúnmente llamado soda ash, es un compuesto químico necesario que se necesita para precipitar el litio de la salmuera, como parte del proceso convencional de producción carbonato de litio. La Argentina tiene dos proyectos en funcionamiento uno en Catamarca, Mina Fénix, y otro en Jujuy, Sales de Jujuy en el Salar de Olaroz.
En ambos emprendimientos, la proyección es que la capacidad productiva de carbonato de litio supere las 242.000 toneladas para 2025. Pero más allá de ese objetivo, en el sector minero advierten por los obstáculos para alcanzar esa meta. La dependencia de un insumo importado que no se desarrolla en el mercado local con los estándares de calidad necesarios, además de la deficiente red de caminos, rutas y puentes en el país, son problemas que se suman al adverso contexto macroeconómico, con altas tasas de interés, inflación y restricciones a los flujos de capital.
Fuente: La Nación
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