Esto último sigue una lógica básica y es que el común de productos que consumimos y máquinas que utilizamos para producir, tienen una cantidad de componentes elaborados en el exterior. Si cada punto de crecimiento del paÃs tiene su correlato en un incremento de compras al exterior, entonces las exportaciones deben acompañar al crecimiento económico como condición necesaria.
A la hora de analizar los sectores con mayor potencial, existen pocos como el de la minerÃa, con la capacidad de darle al paÃs un salto exportador cualitativo en el mediano plazo. Esto no debe sorprendernos. Existen ejemplos cercanos en Chile y Perú, que permiten sustentar esta afirmación. En el primero, las exportaciones mineras crecieron desde US$ 8,7 mil millones en 2003 hasta los US$ 58,7 mil millones en 2021 y, en Perú, lo hicieron desde US$ 3 mil millones en 2000 a US$ 32 mil millones, únicamente en los primeros diez meses de 2021. En ambos paÃses el crecimiento económico –derivado en parte del auge minero– fue acompañado de una baja, tanto en la pobreza como en la desigualdad.
Ahora bien, a pesar de compartir la Cordillera de los Andes y disponer de un potencial geológico similar, nuestro paÃs exportó el último año US$ 2,76 mil millones en productos mineros, varias veces menos que nuestros vecinos. Estos montos exportados se alcanzaron por la producción de 17 proyectos de minerÃa metalÃfera y de litio en operación y una gran variedad de empresas de minerales industriales y rocas de aplicación. Sin embargo, según el análisis de la cartera de proyectos mineros que se encuentran en etapas avanzadas, es realista pensar que ese número podrÃa superar los US$ 13 mil millones en solo diez años.
¿Cómo se explicarÃa este salto exportador? En los próximos años, el mundo asistirá a un dramático crecimiento en la demanda de minerales necesarios para mitigar el cambio climático. La adopción de vehÃculos eléctricos, baterÃas de nueva generación y sistemas de almacenamiento, entre otros, harán que los requerimientos de litio a nivel mundial se multipliquen al menos cinco veces. A su vez, la creciente electrificación hará crecer la demanda de cobre y otros minerales, siendo que los motores de los vehÃculos eléctricos requieren cinco veces más cables y uniones que los automóviles tradicionales. Las energÃas renovables también demandan más minerales: una central eléctrica convencional requiere alrededor de una tonelada de cobre para producir un MW, mientras que parques eólicos y solares necesitan entre tres y cinco toneladas por MW.
Fuente: Perfil
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