Según Rystad, el repunte es más pronunciado para los pozos marinos, impulsado principalmente por un repunte de la actividad en Brasil y Guyana. Con la recuperación general de la perforación, América del Sur también está recuperando una participación de mercado global de nuevos pozos perforados, y el sector en alta mar es el más destacado.

Los nuevos pozos perforados en América del Sur en 2014 contribuyeron al 8 % de los nuevos pozos a nivel mundial en el sector marino y al 4 % en el terrestre.

La actividad ha tenido una tendencia a la baja desde entonces tras la caída de los precios del petróleo a finales de 2014 y el año siguiente. La actividad de perforación en tierra tuvo una fuerte caída en 2016 antes de estabilizarse, mientras que la actividad de perforación en alta mar experimentó una disminución relativamente más suave.

La cantidad de nuevos pozos perforados en la región se vio afectada nuevamente en 2020 con una disminución del 50 por ciento registrada en comparación con el año anterior, ya que el brote de Covid a principios de año causó estragos en los mercados globales. La actividad de perforación en América del Sur en 2020 representó solo el 2 por ciento de la actividad global en tierra y el 3 por ciento de la costa afuera.

Desde entonces, el número de nuevos pozos ha aumentado debido al retorno de la demanda y al aumento del precio del petróleo y el gas. Se espera que la actividad alcance su punto máximo este año antes de seguir otra tendencia a la baja hacia el final de la década, en parte debido a que Brasil ha tenido volúmenes terrestres descubiertos muy bajos en los últimos seis años, lo que dificulta respaldar el crecimiento a largo plazo.

La actividad de perforación en alta mar en la región se mantendrá en alrededor del 6 por ciento de la actividad global en los próximos años, mientras que la perforación en tierra se mantendrá en alrededor del 3 por ciento.

Cabe señalar que, si bien el recuento de pozos en alta mar en la región es significativamente menor que el de la costa, la producción en alta mar representa casi la mitad de la producción actual de América del Sur y se espera que supere la producción en tierra para 2024 debido a los aumentos en Brasil y Guyana.

Otra región de América del Sur que está registrando una actividad máxima sin precedentes es Vaca Muerta en Argentina. El país registró nuevos récords de crecimiento de la producción, ya que los operadores intensificaron el fracking en la prolífica formación de esquisto de Vaca Muerta en Neuquén.

Si bien la actividad se encuentra en su punto más alto, los cuellos de botella persistentes en la cadena de suministro sugieren que no hay mucho espacio para la actividad de producción incremental en los próximos trimestres.

Sin embargo, dado que la disminución de la base sigue siendo baja dada la fase inicial de desarrollo de la cuenca, la producción de petróleo está lista para un crecimiento significativo en los próximos años.

La producción de la región podría superar los 300.000 barriles por día a principios del próximo año, expandiéndose aún más a 400.000 bpd en 2024, ayudando a la recuperación total del país a niveles no vistos en casi 20 años, según muestra la investigación de Rystad Energy.