Para conocer si estamos en presencia de propuestas sensatas o simplemente oportunistas, con iniciativas incapaces de evaluar sus efectos negativos, debemos comenzar por recordar que, a principios de este siglo nuestro paÃs se caracterizaba por tener energÃa abundante, exportada y barata. Hoy es muy distinto, ya que nuestro paÃs ha cambiado mucho, porque hemos perdido el autoabastecimiento y por eso en los últimos años hemos ingresado en un nuevo perÃodo caracterizado por energÃa escasa, importada y cara, es decir la triple tenaza energética.
Vivimos en los últimos años un insostenible y creciente desfasaje entre el consumo y la producción, ya que los bajos precios energéticos alentaban un consumo creciente, pero al mismo tiempo reducÃan la inversión y la producción nacional. Asà perdimos el autoabastecimiento, ya que la principal razón por la cual lo hemos perdido, es un hecho inédito en nuestra historia: la caÃda tanto de la producción de petróleo como la de gas. Estuvimos en los últimos años en presencia de este hecho nuevo, ya que una caÃda prolongada en la producción de hidrocarburos no habÃa ocurrido nunca desde el descubrimiento del petróleo en 1907. Las cosas fueron muy distintas en la década pasada, ya que en el 2003 se producÃa 40% más de petróleo y 19% más de gas que en el 2015, declinación única en nuestra historia. Esta constante caÃda de la producción durante el periodo K corrÃa pareja a un gran agotamiento de nuestras reservas de hidrocarburos, tengamos en cuenta que en 2003 nuestras reservas comprobadas de gas eran nada menos que un 75% mayores que en el 2015. Sin inversiones en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos año a año caÃan las reservas, la perdida para el paÃs fue muy grande ya que el valor económico de las reservas perdidas de hidrocarburos supera los 150.000 millones de dólares.
Estas importantes caÃdas en la producción han obligado a nuestro paÃs a importar cada vez mas gas desde Bolivia y por barco, además de mas derivados del petróleo a precios internacionales, ya que la población creció y también lo hizo el PBI, factores que impulsan naturalmente el consumo energético, que además fue artificialmente estimulado por insostenibles precios debajo de los costos. Este proceso de retroceso productivo del sector de hidrocarburos fue grave para nuestra balanza comercial , que hoy es fuertemente deficitaria. Si comparamos el saldo comercial total del 2006 con el del año pasado, notamos que pasamos de un superávit de 12.400 millones dólares a un déficit de 8.500 millones, es decir un retroceso de mas de 20.000 millones.
Nada menos que 9500 millones, es decir casi la mitad de este gran retroceso, lo explica el debilitamiento de la balanza comercial energética, ya que entre el 2006 y el año pasado las importaciones energéticas se multiplicaron mas de tres veces. Como nuestra balanza comercial total es negativa, es necesario expandir la producción nacional de hidrocarburos, para preservar nuestro ajustado balance de divisas y hacerlo menos dependiente de los flujos especulativos financieros. Todo esto justifica incrementos de precios y tarifas a fin de cubrir costos razonables, ya que precios irrealistas por mas de una década y que no cubrÃan los costos, desalentaron la inversión y la producción, y asà estimularon importaciones del exterior mas caras.
Hemos perdido el autoabastecimiento por una polÃtica energética cortoplacista orientada a estimular el consumo, desalentar la producción nacional y por ende multiplicar las importaciones. Por esta razón, ahora necesitamos una polÃtica distinta a la del pasado, capaz de movilizar masivas inversiones de riesgo orientadas a la exploración y desarrollo de nuestros hidrocarburos. Habrá que recuperar muchos años de retroceso, y esto no es tarea fácil, ya que los gobiernos nuevos siempre asumen sus mandatos sin beneficio de inventario de los errores del pasado. Es importante que en el debate tarifario que se esta planteando se considere la sensatez y responsabilidad de cada propuesta, teniendo en cuenta su impacto sobre nuestro futuro energético.
Fuente: El Cronista
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