
Con el propósito de hablar de minería y mostrar los últimos datos oficiales del sector, la consultora LLYC organizó una mesa debate y taller para periodistas en el Hotel Emperador junto a destacados expertos.
Durante la presentación se remarcó que la minería recuperó los niveles de exportación previos a la pandemia, se analizaron proyecciones de crecimiento de ventas e inversiones y se mencionaron los desafíos pendientes para potenciar la actividad.
Si bien el 80% de las ventas de las grandes mineras en operación queda en el país y la minería acumuló entre 2003 y 2021 unos u$s54.000 millones de superávit en divisas, todavía hay mucho por recorrer.
Cuando en 2011 las exportaciones argentinas marcaron un récord de u$s4.300 millones en Chile, con la misma cordillera, se exportó u$s50.000 millones. “Lo que sí pasó es que ya recuperamos los volúmenes de la prepandemia y sostuvimos los niveles de empleo, con salarios siempre por encima del promedio, y el año pasado fue uno de los tres sectores que aportó dólares al país”, detalló Luciano Berenstein, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM).
A su lado, Daniel Schteingart, director del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) y titular de la Unidad Ejecutora “Argentina Productiva 2030”, del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, aventuró que para “luchar contra el cambio climático vamos a necesitar más minería”, y destacó la formación de la Mesa Nacional sobre Minería Abierta a la Comunidad (Memac), que prontamente será convocada de forma itinerante primero en Buenos Aires y luego por las provincias, y la apertura inminente del Sistema de Información Abierta a la Comunidad sobre la Actividad Minera en la Argentina (Siacam), donde se volcarán todos los datos del rubro. “Queremos dialogar sobre minería, saber los pro y contra, cómo mejorar lo bueno y mitigar los impactos negativos, porque los diálogos sordos no son el camino”, ilustró.
Según los últimos datos del CEP XXI de Schteingart con base en SIPA y AFIP, la minería ostenta 34.000 empleos directos, con un efecto multiplicador inédito: por cada un trabajador formal en minas hay otro igual en construcción, servicios, industria, hotelería, transporte, gastronomía o comercio, que además, por ser contratista de mineras cobran hasta 40% más, por la estabilidad y durabilidad de las inversiones.
La metalífera tiene un 95% de asalariados registrados, con salarios promedio que llegan a $313.000 mensuales. La tasa de pobreza de esas familias mineras es del 8,2%, con 3 de cada 10 empleados con formación universitaria y una alta calificación laboral para las tareas profesionales (17%), técnicas (30%) y operativas (49%). Asimismo, tiene un bajo nivel de accidentes en comparación a la construcción, pesca, comercio, electricidad y gas o la extracción de petróleo, con 21 casos con día de baja y secuelas cada 1.000 trabajadores.
Fuente: Ambito Financiero
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