En la presentación del informe "Vaca Muerta, una nueva oportunidad", el economista Ricardo Arriazu se refirió al pasado, presente y futuro de la industria local de Oil & Gas, haciendo foco en el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales. Según el titular de Arriazu & Asociados, para poner verdaderamente en valor esas riquezas la Argentina deberá sortear un desafío de larga data. 

“Ya es hora de consensuar una política energética clara y estable, y sostenerla en el tiempo”, aseguró. A lo largo de la historia nacional, explicó, se verifican dos períodos sumamente positivos para la balanza comercial sectorial: 1982-1985 y 1990-2010. “Si se toma en cuenta el total de exportaciones e importaciones de energía, puede decirse que somos un país exportador neto”, calificó.

Pese a esta característica, lamentó, actualmente quedan menos de ocho años de reservas hidrocarburíferas para satisfacer el consumo interno. “Por eso es tan importante Vaca Muerta, cuya potencialidad equivale a 10 veces el Producto Bruto Interno (PBI) y representa el triple del stock total de capital de la Argentina”, cuantificó. Tener recursos, acotó, no necesariamente significa saber gestionarlos. “Así lo demuestran los casos contrapuestos de dos naciones con muchos hidrocarburos, pero distinta suerte económica: Noruega y Angola”, comparó. 

En base al análisis de diversos expertos, apuntó, se sabe que la calidad de la roca de Vaca Muerta figura entre las mejores del mundo. “Sin embargo, no se trata del único lugar dotado de recursos no convencionales en el país, por lo que la capacidad de crecimiento en este rubro es mayor que la exclusivamente limitada a dicha formación geológica”, remarcó. 

A su entender, para que las oportunidades que ofrece Vaca Muerta se conviertan en realidades concretas hará falta sortear una serie de retos, comenzando por el ‘cuello de botella’ de la infraestructura. “Se necesitan millonarias obras para garantizar la competitividad del reservorio”, indicó. (...).