La compañía petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell anunció ayer que quiere transferir su sede y su residencia fiscal al Reino Unido, una decisión que fue criticada por el Gobierno holandés. Así, por primera vez en 130 años, Royal Dutch ya no será parte del nombre.

El grupo dijo que quiere “alinear su residencia fiscal con el país en el cual está registrado, el Reino Unido”, hacia donde también piensa trasladar las oficinas de su jefes ejecutivo y financiero.

Los accionistas deberán pronunciarse sobre estas modificaciones el 10 de diciembre, aclaró la compañía en un comunicado.

La novedad cayó como “una sorpresa desagradable” para el gobierno holandés, que dijo que “lamenta profundamente” la decisión, según afirmó el ministro de Asuntos Económicos, Stef Blok, a través de su cuenta en Twitter.

“Estamos en negociaciones con Shell sobre las implicaciones de esta decisión para los puestos de trabajo, las inversiones clave y la sostenibilidad”, agregó Blok.

Las modificaciones también incluyen la creación de una serie única de acciones. Hasta ahora, el grupo cotizaba en acciones de clase A y clase B. La medida requiere al menos el 75% de los votos de los accionistas en una junta general que se celebrará el 10 de diciembre, dijo Shell.

Este anuncio ocupaba ayer los titulares principales de la prensa holandesa, que también aseguró que lamenta la pérdida de otra gran empresa de esa nacionalidad.

Es un caso similar al de Unilever, otro grupo anglo-holandés cuyos accionistas en Holanda habían votado a finales de 2020 a favor de una empresa madre única con base en Londres, en un contexto político posbrexit.

Como contrapartida, del lado británico, el ministro de Empresas y Energía, Kwasi Kwarteng, se congratuló de este “voto de confianza claro en la economía” del Reino Unido. (...)