Con la conversión a vehículos eléctricos o de hidrógeno bajo un severo escrutinio, el litio está dejando su huella como una materia prima estratégica de vital importancia.

La primera mina de litio se abrirá en Francia en 2027.

Al igual que el cobre y otros minerales, la producción y la demanda de metal blanco depende en gran medida de las tendencias macroeconómicas y de las oportunidades de crecimiento global. Sin embargo, aunque la mayoría de los precios de los metales registró una baja desde principios del verano, el del litio se mantiene y sigue siendo alto. Esta tendencia es especialmente destacable dado que los sectores clientes, en particular la industria automovilística, tienen perspectivas muy variadas en el corto plazo.

Un papel clave, una alta demanda y una oferta que no sigue el ritmo El litio es un componente vital para descarbonizar la economía: las baterías que se utilizan en los vehículos eléctricos están hechas principalmente de metal blanco. Este recurso, de difícil reposición, volvió a cobrar protagonismo a principios de la década de 2000 debido a los desafíos que implica el almacenamiento de energía. Actualmente, la oferta es demasiado limitada para satisfacer la demanda y se encuentra bajo presión debido a la falta de inversión.

Las economías occidentales prestaron poca atención a sus suministros mineros durante muchos años y el hecho de que el sector de la movilidad baja en carbono esté respaldado por los gobiernos parece además proteger el litio de los altibajos del crecimiento global. Por último, la demanda mundial debería seguir aumentando en el mediano y largo plazo con la transición hacia las bajas emisiones de carbono.

La cadena productiva conformada por Argentina, Bolivia y Chile es responsable del 58% de los recursos a nivel mundial, una concentración mucho mayor que la de otros metales básicos.

A modo de comparación, trece países reúnen el 75% de las reservas de cobre identificadas en el mundo. Además, la producción mundial de litio también está muy concentrada, dominada por el triunvirato compuesto por Australia, Chile y China, que representó el 90% de la producción mundial en 2021.(...)