YPF definió que mantendrá un sendero de expansión de inversiones en 2026 aun en un contexto internacional marcado por la caída del precio del petróleo. Con un barril que en los últimos días perforó los US$ 59 y proyecciones que ubican el promedio del año próximo en torno a los US$ 63 —muy por debajo de los valores de 2024— , la compañía resolvió incrementar su presupuesto de capital hasta los US$ 6.000 millones, lo que implica una suba cercana al 20% interanual.

La decisión apunta a sostener el nivel de actividad en Vaca Muerta y consolidar la transformación de YPF en una empresa predominantemente no convencional. En el último trimestre, la petrolera alcanzó una producción total de unos 240.000 barriles diarios, de los cuales cerca del 70% provino del shale neuquino, un ratio que la conducción busca seguir profundizando en los próximos años.

Desde la empresa explican que el plan contempla la conformación de un colchón financiero para atravesar un ciclo de precios más bajos sin ajustes bruscos en la operación. En ese esquema, una parte relevante de los recursos provendrá de la venta de activos no estratégicos. La cesión del 50% de Profertil a Adecoagro y la transferencia del yacimiento convencional Manantiales Behr permitieron reforzar la caja con más de US$ 1.100 millones , a lo que podría sumarse la eventual venta de la participación mayoritaria en Metrogas, una vez que se defina la extensión de su licencia de concesión.

La estrategia de sostener inversiones contracíclicas se apoya en una lectura de mediano plazo del mercado. En YPF descuentan que 2026 será un año de transición, pero apuestan a una recuperación de precios hacia 2027. Bajo ese supuesto, el objetivo es no perder ritmo de perforación ni desarrollo, para llegar a ese escenario con mayor producción, infraestructura lista y capacidad exportadora ampliada.

En paralelo, el proyecto de Gas Natural Licuado sigue siendo la principal apuesta estratégica de la compañía. La iniciativa, que se desarrolla junto a socios internacionales, podría convertirse en una fuente estructural de divisas a partir de la próxima década, con exportaciones estimadas en torno a los US$ 10.000 millones anuales desde 2030. El esquema actual prevé una capacidad inicial de 12 millones de toneladas por año, con la posibilidad de escalar a 18 millones si se concreta la incorporación de un nuevo socio para un tercer buque de licuefacción.

Para avanzar en esa hoja de ruta, YPF trabaja en la estructuración de un financiamiento de proyecto de gran escala, con el objetivo de cubrir la mayor parte del costo total mediante deuda internacional. La definición de los socios y el cierre de la decisión final de inversión aparecen como hitos clave a resolver durante el primer semestre de 2026.

Más allá del upstream, la compañía también prepara cambios en su red comercial. A partir del próximo año, avanzará en una segmentación de sus estaciones de servicio, con formatos diferenciados según ubicación y nivel de demanda, y una mayor apuesta a los servicios complementarios y la oferta gastronómica en los puntos de mayor tránsito.

Con este esquema, YPF busca consolidar un perfil de crecimiento sostenido, aun en un contexto internacional menos favorable, apoyándose en Vaca Muerta, en la expansión exportadora y en una reorganización de su portafolio para concentrar recursos en los activos de mayor competitividad.