La producción de electricidad a partir de las elevadas turbinas instaladas en las laderas de las montañas o en las costas de los paÃses en desarrollo es un elemento clave en los planes mundiales de abandono de los combustibles fósiles, que contribuyen al calentamiento del planeta con sus emisiones de carbono.
Según cálculos de Red Eléctrica de España (REE), la energÃa eólica representará en 2021 el 23,3% de la producción total de electricidad en España, algo más de un punto porcentual más que el año anterior, superando a la nuclear, que aportará el 20,6%.
En cambio, los operadores de parques eólicos del norte y centro de Europa se han quejado de que este año los vientos han sido más flojos.
La alemana RWE achacó a los menores volúmenes un descenso del 22% en los beneficios básicos del primer semestre y la danesa Orsted dijo el mes pasado que las condiciones le habÃan costado 1.700 millones de coronas danesas (259 millones de dólares) en comparación con un año normal.
En el conjunto de la Unión Europea, el 14,3% de la generación de energÃa ha sido impulsada por el viento en lo que va de año, según el instituto de investigación alemán Fraunhofer. Dinamarca y Alemania han visto cómo la contribución de la energÃa eólica a sus sistemas eléctricos ha caÃdo casi cinco y diez puntos porcentuales respectivamente, según el instituto.
La subida de los precios del gas natural en todo el mundo ha dado un impulso adicional a la transición hacia fuentes de energÃa con alto contenido en carbono, pero también ha animado a algunas empresas a volver a utilizar el carbón, aún más contaminante, que en algunos lugares ha sido excluido de la mezcla por los impuestos sobre el carbono que emite al quemarse.
Fuente: Infobae
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